viernes, 2 de febrero de 2007

Puntas abiertas



He amanecido con un ciempiés agarrado furioso a mis pulmones. ¿Qué le hice para que no me deje respirar? Yo ya no araño a nadie, he dejado a todos tranquilos, a la tristeza, al rencor, a la muerte... Eso me creía, hasta que me he mirado el pelo enfermo, las puntas abiertas, su rara belleza de rama de ébano descuidada.

He dejado de fumar, ya no leo sus viejas cartas de amor, ni sus anuncios de dicha en cama ajena. Tomo mi medicación diaria, evito así suicidarme por inanición de química contra el desamparo del alma. Trabajo seis horas diarias y viajo otras dos en tren intentando conciliarme con el ser humano, respetar sus ruidos, sus groserías, sus malos olores. Desterré a Alejandra de mi mesilla y cerqué el camino hacia el lago en el que me llamaban Ofelia. Y todo lo hice por amor, por sus manos de hombre honesto que no sabe de poesía más que sus rimas y sus bellas palabras cantando a la felicidad. Por vivir depuré mi vientre, me recogí el pelo, subí las persianas. Sin embargo el ciempiés vuelve a rasgarme y a recordarme en qué cajón guardo las tijeras.

Puntas abiertas, angustia reabierta.




3 comentarios:

ANIEL dijo...

Hola!
He estado leyendo tus textos con tranquilidad y grata sorpresa, me encanta como escribes. Me da la impresión de que eres una devoradora de poesía y que esta se añade a ti y tus palabras con naturalidad (¿O es al revés?). Tienes, además de influencias de Cortázar, cierto puntito Jeanette Winterson que me encanta (espero que no te molesten mis palabras).

Te agrego a mis enlaces en cuanto deje de escribir esto. Si tienes un ratito, pásate por mi blog, a ver que te parece.

Besotes.

Aniel.

Anónimo dijo...

Cecilia, cecilia, debajo estàs tù... cuando viajes en el tren, y sean las 3 con 3, mira el horizonte, el girasol que pierde sus pètalos bajo la ventana, el azul perfecto viajando al infinito, y lo que no parece suceder... mira al norte, de ahì viene la lìnea.
oscarlenu@hotmail

Isisbe dijo...

Querida Cecilia:
De nuevo tantos paralelismos: dejar de fumar, el trabajo, las horas en tren en los viajes de ida y vuelta, y, sobre todo, que Alejandra tampoco duerme ya en mi mesilla... (aunque para mí el amor sigue siendo invisible).

Un beso muy fuerte con aire de la sierra.

PD. Por cierto, cuando blogger decidió cambiar su formato estuve a punto de hacer las maletas y comenzar en otro hogar. Al final me decidí por renovarlo.