sábado, 26 de mayo de 2007

Desgranándome


Más duro que elegir morir es elegir el lugar del reposo. No aquí, su respiración durmiente me hace trizas, dudar si apagar la luz, o vivir encendida, con él, que intentó dármelo todo, extraerme cada tralla de abandono, no permitirme ni un segundo de amargura. Pero no puedo toda la vida anestesiándome el pálpito, nunca seré, nunca, otra que un proceso dolorido, un cuerpo incómodo, siempre en busca, oposición, incoherencia, sed atroz, mano afilada. Dónde, aquí, y ahora, aunque al amanecer sea sólo él quien empape y agite violentamente mi derrota.

No hay comentarios: