domingo, 27 de mayo de 2007

Publicar debilidades

y seguir estando sola.

Pero no, tú dices que no hay derecho, que no más noches de hospital, que a la próxima no estarás a mi lado (y sé que es mentira, que el miedo y el espanto trastocan tus palabras). Y qué, para qué el amor misericordioso, si seguiré sintiéndome tan amargamente sola.

Un día y otro y otro. Todos igualmente opacos, grises, sucios, tediosos. No hay amigos para los sábados por la noche, no hay amigos para las tardes de domingo, no hay nadie para mis paseos al parque, para compartir un café que no sea bebido en dos o tres tragos, para la otra silla siempre vacía, para la conversación idiota, radiante, chisposa, apenada, nadie para mis visitas a las ferias, para las noches de teatro, para mi interés de ciudadana intelectualmente mediocre, nadie para buscar conmigo aquellas zapatillas de lunares, para fotografiarme según mis dictámenes de expresión plástica (la opción automática de mi cámara no da los resultados que preveo), nadie para planear una acampada, la entrada a un concierto, nadie para arroparme en aquellos festivales a los que todos fueron alguna vez , nadie, regresando a las poses idiotas, nadie para desbancar mis solitarios planos. Nadie para volver conmigo a barcelona, a salamanca, a París. (Esas ciudades se me caen encima si las recorro sola) . Nadie para planear sobre un futuro más largo, nadie para alejarme de los motivos de mi tristeza, nadie para arrancarme los singulares en primera persona, nadie para ofrecerme una señal tangible o invisible, una propuesta, un enlace a las vidas que me rodean llenas de gente, llenas de planes, llenas de personas unidas con las mismas mediocres inquietudes estúpidas o artísticas. Nadie para musicalizar el silencio extremo de un teléfono inerte e inservible (y encima me pasan 9 euros de factura por mantener la cuota de un contestador de negativas), nadie para contar conmigo, para esperarme en la próxima fiesta, para escuchar mis propuestas y hacerme parte del mundo por un rato. ¿Dónde están los que un día me tuvieron? ¿Por qué no responden cuando los requiero?

En fin, no es grave enfermar de tristeza, no, qué va, en una veintena de años apenas he sentido algo más. ¿Y dónde se me dará el motivo para no creer lo que estoy diciendo? ¿Dónde están las otras voces?

Aquí nadie me espera, allá tampoco. ¿Dónde, coño, dónde?¿Dónde pasaré mi tiempo sin envidiar vidas ajenas, sin colorear la muerte, sin nombrarla como último cobijo y propósito? Sé bien que soy injusta contigo, que te aparto para nombrar la soledad y mi propia pérdida, porque tú me ves riendo y no me destronas cuando agacho la cabeza, mientras me ahogo por la ansiedad de no reconocerme, de no saberme plena. Sin embargo tú, que dices que éste será nuestro secreto, que nadie se enterará de mis noches a la sombra de una horca, que las salas de urgencias sólo fueron un error de compostura, ¿por qué no me arrancas la pantalla y su teclado de mi alcance? No hay nada que me haga sentir peor que hacer partícipe a los otros de mis debilidades más terribles. Y no obtener respuesta.




5 comentarios:

Vanlat dijo...

Tu texto me recuerda algunas noches frías en las que la soledad se me mete entre los huesos y algunas otras noches vacías en las que sin saber explicar cómo me sentía cometí los grandes errores de mi vida.
Yo todavía lo recuerdo. Las personas a las que hice daño, cada vez menos. Yo todavía me avergüenzo y me enfado conmigo misma por llegar a esos extremos y que esa información sea pública. Las personas a las que molesté me lo recriminaron y perdonaron en su momento. A veces una acción no es más que un grito que intenta acallar otra pena mucho mayor, mucho más profunda.
Sufrimos la condena de sentir en profundidad, tanto lo malo como lo bueno y esa es nuestra baza maestra.
No te olvides de que nunca estás sola, aunque te sientas nunca lo estás... Hay miles de personas sintiéndose compartiendo tu dolor.
Ante los caminos, mejor elegir uno mismo a que el destino lo haga por él.

Anónimo dijo...

Y yo te quiero, quiero tu palabra desgarrada, tus ojos que siempre me miran desde el fondo de tu alma, tu soledad que grita con el mismo color que la mía.
Yo no sé decir grandes cosas, ni siquiera tengo una frase apropiada que sepa colocar en un texto.
Sólo sé decirte que te quiero.
Y rogarte que no me abandones porque me daría algo.

Anónimo dijo...

Vivir,vivir,VIVIR, VIVIR,VIVIR, VIVIR, VIVIR, vivir,vivir...¡¿Quiero vivir!

Ves cómo no estas sóla; seguro que tienes a montones de amigos que te quieren y que te han ayudado este fin de semana.

Por favor, olvídate un poco de tus iconos preferidos: Pizarnik, poetisas rusas y demás.
Tienes 23 años, eres una chica culta, joven, hermosa...que de vez en cuando pasas por baches y tienes momentos muy chungos: soledad, tristeza, viejas heridas heredadas, problemas familiares, problemas de relación con amigos o pareja, problemas de trabajo, depresiones,.... ¿Quién no las tiene?. Yo también; a veces las paso canutas y lucho por levantarme.
Pero por favor, lucha, vive, no quieras imitar a esas poetisas que tanto prodigas en tu blog y que, sí, fueron admirables y extraordinarias..., pero que en un día aciago arrojaron la toalla.
Tú tienes que seguir escribiendo, leyendo, disfrutando, amando,... tienes que visitar sitios: playas, montañas,paisajes, mares , ciudades del Sur y del Norte, volcanes lunares y otros espacios que te llenarán de vida y que te reconfortarán.
El viaje a tu Itaca particular es "jodido" duro, difícil, con muchos recovecos y trampas, pero verás como a la larga es fructífero y te sentirás reconfortada.
ERes muy joven Cecilia y debes vivir cientos de años...Por ello, ,quiérete ,ámate y ama a esos que que te quieren y protegen...incluidas tus preciosas mascotas.
No te olvides de comprar unas cerezas en el "mercado Maravillas"; si no puedes, encargaselas a alguien que te quiera. Creo que te las mereces.
Un beso con sabor a cereza de este cacereño que de vez en cuando te sermonea, pero que te quiere y sólamente pretende ayudarte.
Chao.

mauriç dijo...

Si obtener respuesta te basta ni que sea para no estar tan sóla, aqui tienes mi soledad que también te acompaña.

Anónimo dijo...

he aquí la mía tmb -mi soledad-, ya no sé si quiera qué tan virtual es, pero tus ojos de mar cruzan la distancia de nuestros puertos, y te reitero en méxico hay brazos abiertos que te esperan feliz

un beso, mujer!