sábado, 29 de septiembre de 2007

Detrás del vacío, oculto con matorrales


y un montón de leña a punto de la combustión. Aquí escondida, para que no veas, para que no puedas socorrerme a tiempo. Y si me encontraras, déjame sola, no haré apenas ruido, lloraré lo más bajo que pueda para que nadie me escuche. Sólo busco un lugar donde morir en el que no estorbe demasiado. Es el drama de quien no tiene casa propia, de quien desdeña otros lechos, de quien no sabe vivir bajo el acoso de la profunda pena.

Escribo por no estallar, para liberarme de las frases que me atropellan cada segundo. Escribo porque necesito gritar, pero nunca molestar y siempre tan bajito. Escribo porque mi cabeza es un planeta ardiendo, y otra vez vuelvo a no tener ganas de salvar lo que se muere. Escribo para tranquilizarte, porque no será éste el lugar, porque tampoco me quedan pastillas. Escribo para que sepas que si no fueras tan bueno, sería todo más fácil.


Declaración


Sólo oí un grito.
Cerré la puerta,
no vi nada.


Cerré porque afuera
todo es un mundo infame.

No vi nada, lo juro,
sólo oí un grito,
qué importancia tiene eso

cuando se tiene la cama salpicada,
los ojos incesantemente vidriosos,
heridas propias.

Nadie interroga a mi dolor.

Sólo fue un grito
y entonces me encerré.
¿Qué me importaba?



martes, 25 de septiembre de 2007

SOPHIA DE MELLO


ACAIA

Aqui despi meu vestido de exilio
E sacudi de meus passos a poeira do desencontro


(De Geografía, 1967)



ACAYA

Aquí dejé mi vestido de exilio
Y sacudí de mis pasos el polvo del desencuentro



domingo, 23 de septiembre de 2007

Intramuros



El jardín de las delicias fugaces


abonado con las heces de una inteligencia

a ras del suelo.

Y por si tuviera poca, este pesimismo endiablecido

que trabaja de cortacésped sanguinario.


Nadie sabe lo que ocurre aquí adentro.



Un olivo con la soga anudada de mis sueños.


Mi cabeza pende de ella.

Todavía siento los gritos al atardecer.



viernes, 21 de septiembre de 2007

CRISTINA PERI ROSSI


AMOR CONTRARIADO

Cuando a las dos de la mañana
te llamo por teléfono
desesperadamente
para decirte que haría el amor hasta morir
detesto que como un reloj cucú me des la hora
me preguntes
si he tomado la pastilla para dormir
si he ido al médico
si he entregado por fin
el artículo del periódico
si he cenado
bajo en colesterol.
Si hubiera hecho todas esas tonterías
estaría igualmente insatisfecha
y además
considera
que no será nada frecuente
en la poca vida que te queda
que alguien te llame a las dos de la mañana
para decirte que haría el amor hasta morir
porque a los cincuenta nadie tiene ganas de hacer el amor
hasta morir
(prefieren morir de cosas normales como cánceres
tumores infartos cerebrales)
A los cincuenta
ya nadie es romántico
todo el mundo ha aceptado el fracaso
la hipoteca
el matrimonio vulgar
gay o hetero
lo mismo da
Sólo algunos locos se pierden en el mar
en una barca solitaria
sólo algunos locos escriben libros
sólo algunos locos se emborrachan
de alcoholes interiores
Sólo algunas locas
llaman a las dos de la mañana
para decir
haría el amor hasta morir
y sin preservativo.


(De Habitación de hotel)



lunes, 17 de septiembre de 2007

Identidad



un descrecendo




domingo, 16 de septiembre de 2007

Traición de septiembre


Se despierta, arropada, ovillo para protegerse de lo que no sabe. Nadie le robó su trocito de sábana. Todo es para una y una es sólo una. No aprende a conformarse. Algo así le entristece, aunque no lo suficiente. Pero el ciempiés quiere hacer de su lengua un trampolín. "Si alguien me hubiera robado mi pedacito de sábana me tranquilizaría, ningún bichito de tristeza se zambulliría en mis humores." Desnuda sin estarlo, flaquita frente al mundo. El espejo cada vez más alargado en su anchura, más vertiginoso en su profundidad.

En septiembre se encontraron, por vez primera, los signos rojos de un camino, circular.



martes, 11 de septiembre de 2007

No sin mi bolso





Acabo de aparagüizar en Cáceres, en medio de una estruendosa tormenta (nada metafórico, todo natural, en casa se respiraba la paz de la indiferencia). He dejado en el cielo de Madrid poluciones y todo cuanto tenía, a quien me quiere y me requiere, ya curado y replicando palabras mágicas. Entonces intenté decirle, creo que hay otros niños que ahora me necesitan. Y no había más niña que yo, y una vida que no supe curar y poner en orden. Estaré ocupada deshaciendo mi enorme bolso, colocando cada trasto en su sitio, un poco de medicina que sepa a jarabe, no necesariamente delicioso. Orden, orden, orden. Y quizá algún día sobrevuele el cielo, otra vez, silbando.



Imagen sustraída, obviamente, del álbum de Mary Poppins, obviamente.



lunes, 10 de septiembre de 2007

ANDRÉS NEUMAN



Entre un paso que das
y el siguiente, se embosca
el paso que no has dado.
Si escogieras el día
de hoy para marcharte,
bien: hay noches de encuentro
-como un nudo de piernas
hay también ciertas tardes-
y fechas que nos pierden
como un niño extravía
sus objetos queridos.
Bien; hay tiempo, hay lugares.
Mientras tanto, pequeña
grandeza que me ocurre
últimamente, amor
real en fin, modesto,
soplaré la ceniza
que has dejado caer
sobre tus medias, tibias
bajo esta luz doméstica.

(De El tobogán)


sábado, 8 de septiembre de 2007

Timbre


No me quieren en casa
pero me quieren
pero se han acostumbrado
a quererme
un poco menos de lo habitual

no he de preocuparme
me he dicho actoseguidodesecarme
las lágrimas
y sonarme los mocos
con lo poco que tenía a mano

no me quieren en casa
pero me quieren
y no ha de preocuparme
porque yo tengo una poción
para llegar a abrazar el felpudo
y que me encuentren
y que me quieran más de lo que me quieren
y de decir papá mamá mundo extraño
unos segundos antes
de morirme para siempre
tanto tiempo.


Attention à la fermeture automatique des portes


Traté de colarme y ser parte de un mundo
que no es mío.

En la palabra mágica estaba inscrita
permanencia


pero no habló nadie.



viernes, 7 de septiembre de 2007

DIARIOS DE ALEJANDRA


18 de junio, 1959

He abandonado todos los estudios. Trabajo. No me gusta trabajar. No quiero nada. Quiero morir.
He aquí, etc. etc.

"Estás enamorada de la muerte", dijo Roberto. Yo me ruboricé.
Siempre. Siempre. Bella palabra.


Alejandra Pizarnik

Deformaciones del tiempo






Triste, un poco, lo suficiente para
por ejemplo
convertirme en agua.



***


Érase una vez la niña que se fue
y cuando quiso volver
ya no tenía casa, su casa.




Ventanas


(a T.)
Naranja, naranja, muy naranja
te quiero naranja,
te necesito naranja...

jueves, 6 de septiembre de 2007

"Lovely Cecilia"


(Descenso en Legnés Central)


Ya no soy más de lo que he sido.
Me he vaciado en una tromba de agua
al contacto con el primer abrazo.

He dejado mi piel muerta
de finales de verano
bien lavada, bien tendida
al sol de los días desamparados,
bien lavada, bien tendida
para que nadie tenga nada
que reprocharme.

Todo y poco más por hacer
cuando el tiempo se ha cortado de golpe.
Poco más, pero serpentear
por todos los recuerdos
y helar mi sangre hasta la nieve
para que nunca más esta tristeza,
Y helarme la sangre hasta la nieve,
hasta congelar en grado cero
todo lo que he sentido,
porque no quiero perder este temblor
que fue tan bello.


Y eso es todo y poco más por hacer,
mientras espero el otoño
tejiéndome tejidos nuevos,
remplazando la piel que dejé colgada
por trocitos
en los tendederos de todas las guaridas.

Mi piel muerta de fin de verano
me ha dejado tan desnuda, tan sensible,
tan nuevamente sola.


martes, 4 de septiembre de 2007

La voz dormida




Le duele la memoria del deseo invertebrado, de la vida en el último segundo antes de perder. Entra en el túnel apretando fuerte, todo lo fuerte que puede, el puño (izquierdo), como si en ello consiguiera reventar la Historia. Se oculta tras unas enormes gafas oscuras, mampara que defienda la intimidad de sus lágrimas, porque tuvieron que callar, porque ahora sabe que la verdad es irremisible. Y sólo se repite que el monte , el monte, vivimos en un monte que no es lugar para besos, el monte en el que los besos se juzgan, se desgarran, se ahogan, se pierden. Se matan. Pero te retendré para siempre, amor mío, en mi cuaderno azul, aunque sea bajo el dolor de las cosas que se callan.


sábado, 1 de septiembre de 2007

LOLA VELASCO (II)


SIN conseguir comprender nunca,
sentimos el peso de los impulsos,
pero habitamos
en la piel de un muerto.
Cruzando la pulsación,
el aire exacto
de un ruido,
el deseo
igual que un mordisco
devorándose a sí mismo.


(De El movimiento de las flores)