sábado, 31 de mayo de 2008

Cuarentena


En lo que dure mi enclaustramiento, ninguna manifestación de deseo, de intenciones o alegatos. Un monólogo interior sin canal de salida. Aunque huraña y andrajosa, con el mandil en sangre del labio inferior constantemente mordido, atareada por mil labores estériles, a veces miro a través de la mirilla. No rompo las cartas que se cuelan en mi buzón y es mentira que sólo exclame que rayos y centellas, pero la vieja que vive en mí me exige trabajo, austeridad y limpieza y riñe duramente a la otra niña que soy cuando se escapa a contemplar a los muchachos que quisiera meter en el círculo de su desastroso desorden (nada de piropear con versos fúnebre, ¡espantas hasta a los mosquitos!). Entre deber y querer, entre poder y abandonar transcurre mi forzado encierro.



2 comentarios:

Fernando dijo...

Forzada...no hay jaula que te mantenga enclaustrada más allá de unas horas...

Venuza dijo...

la libertad es una cuestion mental, deja que tu cabeza vuele mas alla de los limites fisicos y terrenos..
Un saludo.