sábado, 31 de mayo de 2008

Cuarentena


En lo que dure mi enclaustramiento, ninguna manifestación de deseo, de intenciones o alegatos. Un monólogo interior sin canal de salida. Aunque huraña y andrajosa, con el mandil en sangre del labio inferior constantemente mordido, atareada por mil labores estériles, a veces miro a través de la mirilla. No rompo las cartas que se cuelan en mi buzón y es mentira que sólo exclame que rayos y centellas, pero la vieja que vive en mí me exige trabajo, austeridad y limpieza y riñe duramente a la otra niña que soy cuando se escapa a contemplar a los muchachos que quisiera meter en el círculo de su desastroso desorden (nada de piropear con versos fúnebre, ¡espantas hasta a los mosquitos!). Entre deber y querer, entre poder y abandonar transcurre mi forzado encierro.



El buzón




Mimi Parent, 1959,tableau-objet, 287 x 181 x 65 mm, Tate Museum.



¿Hace falta ser más explícita?



lunes, 26 de mayo de 2008

DULCE CHACÓN (II)


TU NOMBRE




Tu nombre

se me cuela entre los dientes.

Yo sólo sé

que el olvido

tiene forma de fruta involuntaria,

no sé si sabe, no distingo,

coincide que estoy hecha

de gajos de naranja.




(De Querrán ponerle nombre)


viernes, 9 de mayo de 2008

DJUNA BARNES


SUICIDE

Corpse A
They brought her in, a shattered small
Cocoon,
With a little bruised body like
A startled moon;
And all the subtle symphonies of her
A twilight rune.
Corpse B
They gave her hurried shoves this way
And that.
Her body shock-abbreviated
As a city cat.
She lay out listlessly like some small mug
Of beer gone flat.


SUICIDIO

Cadáver A
La trajeron en un pequeño capullo
De gusano de seda roto,
Con un menudo cuerpo magullado como
Una luna sorprendida;
Y todas sus sutiles sinfonías
una runa del ocaso.
Cadáver B
Tiraron con fuerza de aquí
Para allá.
Su cuerpo encogido a golpes
Como un gato de ciudad.
Yacía descuidada como una pequeña jarra
De cerveza pasada.


(De El libro de las mujeres repulsivas, 1915)



Uve



Lo siento, muchacho del barquito, ponerse a rivalizar en dolor y en empatías puede resultar peligroso. Y yo no sé tratar con esta clase de ardor, que nace afuera y va soplando bocanadas de fuego abrasando cada una de las capas de la piel y que cuando llega al fondo a tocar la última célula, quisiera estar en la cumbre del pico más alto de la tierra para tirarme y rodar y no ser nunca más un cuerpo dolorido. No comprendo los dolores físicos. Me tiran tanto los puntos de sutura, que me vuelven rabiosa, violenta, me afilan los dientes y sólo me presenta a supuestos enemigos. Y yo cargo, enajenada, todos malos, todos mezquinos, todos odiosos. Quizá no estoy tan sola como quisiera (llorar es bueno, dicen, limpia las cuencas, sanea el alma)y mis malas maneras no son más que el modelo acartonado de cómo comportarse ante la desconfianza. Mañana será un poco menos grave, lo sé y quisiera que estuvieras sentado a mi lado cuando lance con furia la piedra al río, y que no contemos nada más que las ondas centrífugas que dibujará el impacto sobre el agua. Lo siento. Y para sellar la paz, haré que mi barquito de papel también navegue con valentía.