He comprendido, he sentido
el mismo terror glacial y oscuro
de todas aquellas que no tuvieron
mi suerte
(encima, maldito cabrón, pensarás
que he de sentirme afortunada)
y murieron asfixiadas, apaleadas,
apuñaladas por unas manos tan sucias,
violadas hasta la muerte,
una y otra vez,
en la tortura de recordarlo.
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