lunes, 30 de marzo de 2009

Frágiles





Recién llegado de Bruselas y entregado en la Sierra de Madrid, mientras caían débiles copos de nieve sobre los ojos expectantes. Encargué a mi hermana, en sus viajes francófonos, la búsqueda del amor requerido ("Cecilia, escudriñé cada rostro de cada hombre que encontraba a mi paso por las calles de Paris, pero ninguno era él. Así que fui a buscarte el libro"). Ahora tengo entre mis manos a dos personas maravillosas, creadores de obras maravillosas, libros e hijos maravillosos. Porque me bastan las palabras como símbolos reveladores de mundos y sentimientos, sé que amo tanto a la familia Delerm. El minimalismo de la felicidad, las letras pequeñitas y desnudas que me hacen temblar.

domingo, 29 de marzo de 2009

PUREZA CANELO


EL AVISO

Todo vivir
es un olvido
a quien pertenezco.

Flecha que se va
sin conocer otro dueño.
Horizonte que busca
un lugar indescinfrable.

El rumbo ha sido
sorprendente: vivir,
que al instante
ya es olvido
como el mar
de infinitas lenguas
llega y borra.

A quien pertenezco
se esfuma
y lo que soy
puede sobrevivir sin mí.

Pálida noche
donde me muevo
al lado de un pájaro
que todavía respira.

Próximo rumbo
el aire que hace vértigo
allí donde nada ocupe lugar de existencia.
Crúzala, crúzala.

Algas sin sueño
nos avisan

(De Dulce nadie)


jueves, 26 de marzo de 2009

Los dedos cruzados detrás de la espalda

...
Por si te interesa saberlo, amor que no vendrás nunca,
sólo soy una niña suicida cuando me aburro.

(pero no, yo tampoco voy a culparte de las consecuencias
de tanto abandono).

Ocre




Munch, Madre muerta con niña (1899)


Rema sobre mi carne y nadie me cree cuando lo afirmo.
Tampoco entienden que el curso de agua no nazca
en mi voluntad, que no haya elegido dónde desembocará
este río.
Rema sobre mi carne cuando aparece cada noche
para reprenderme por este cuarto tan desordenado,
por mi desaliñada vestimenta, por mi falta de apetito.
Entonces le pregunto a la muerta y yo,
¿por qué todavía vivo?
Desaparece entre las sombras de la puerta sin repuesta,
como hacía siempre
que huía de mi adolescencia torturada y sus insidiosas preguntas.

DIARIOS DE ALEJANDRA (V)


1970

13 de febrero

Aparentemente es el final. Quiero morir. Lo quiero con seriedad, con vocación íntegra.

9 de octubre
Van cuatro meses que estoy internada en el Pirovano.
Hace cuatro meses intenté morir ingiriendo pastillas.
Hace un mes, quise envenenarme con gas.

Las palabras son más terribles de lo que me sospechaba. Mi necesidad de ternura es una larga caravana.
En cuanto al escribir, sé que escribo bien y esto es todo. Pero no me sirve para que me quieran.

Decir que me abandonaste sería muy injusto; pero que me abandonaron, y a veces me abandonaron terriblemente, es cierto.

KAFKA


Alejandra Pizarnik, Diarios.


la naúsea

Me siento sola (cómo atreverme a decir que sí, que lo estoy), aburrida, desgastada, inservible. Podría continuar, pero el peso se reajusta a la medida exacta de la desgana. Escribo desde el silencio más insoportable, ni siquiera me animo a tararear o a activar el sonido del portátil. Pienso a ras del suelo, no franqueo la inteligencia ni me hundo en los lagos en busca de imágenes o sinestesias, porque, entre otros motivos, no conseguiré nada nuevo, algo que merezca la pena. Cansada, muy cansada, si pudiera liberarme de esta carga mediante señas. Absurdo, nadie me está mirando. Deshacerme del lenguaje y desperezar el cuerpo. Necesito un acto violento que me salve de esta perdición vital, pero no quiero palabras, quiero actos, movimientos, danzas macabras, láminas, jugos, sudores, deseos palpables. Necesito saltar desde el acantilado y que abajo esté el agua y que me sorprenda un cuerpo vivo y que su semen me dispare al corazón. Y no decirnos nada.

martes, 24 de marzo de 2009

El aura violeta




E.L.Kirschner

Quizá porque la fiebre ha derretido mis murallas heladas
hoy sólo quiero imaginar cosas hermosas,
a la pequeña lechuza de ojos oceánicos
montada desnuda sobre un caballito de colores
mientras una mano invisible y madura le arregla la maraña
de su horrible pelo carbón y le tararea viejas canciones de cuna.

La pradera es extensa, pero nadie tiene prisa por alcanzar
el horizonte,(con cabalgar le es suficiente).


domingo, 22 de marzo de 2009

Tres días de fiebre


Escupo sangre ennegrecida
y mi pecho tiembla como el derrumbamiento
de una casa de dolor.

No aceptan ingresarme,
no puede colapsarse la sanidad
por estas tosecillas de colorines.
(Pero, oiga, ya he muerto muchas veces
dentro de mi cama,
el olor pútrido espantará a los muchachos,
ya ninguno querrá dormir conmigo).

Y yo qué les importo, como a todos,
obviamente nada.
No me queda más que una cuartilla de papel
para llorar el odio que mi voz no articula.
Diagnóstico: necrosis de garganta.


viernes, 20 de marzo de 2009

Le doigt sur ma bouche



Llora como una niña sumisa
que empieza a descubrir la vida
y que no puede tener lo que quiere.

(Tan larga es la avenida que nos aleja.)


domingo, 15 de marzo de 2009

From a room

-

A l´arrière de l´album Songs from a room, de Leonard Cohen (1969)






Vincent Delerm, Quinze chansons (2008)




miércoles, 11 de marzo de 2009

Adiós, les dijo.



Saltar, sólo saltar.
No más agua en el delirio.
No más devolverme a una vida
que no quiero.

Porque toda mano en el vértigo
fue mentira.



Busco una baldosa hueca y apartada


donde poder esconderme a llorar, a llorar todo lo que nadie entiende,
hoy que la casa está llena de gente y mi rostro desfigurado y esquivo
y mi garganta aplastada y los frascos vacíos y los filos escondidos
y las ventanas cerradas hoy que tanto quisiera volar, volar, volar.


Pero ¿por qué lo escribe?


Siempre ha estado oculta al otro lado de los que viven.
Pocas veces ha exclamado, ha confesado, ha tomado
la mano del otro.
Sufre un par de veces al mes una erupción
de lava abrasadora, mortífera, ningún deseo o amor
sobrevive a su paso.
La muchacha volcánica y desértica nunca pronuncia
una palabra, nunca se queja o suspira si alguien más la está mirando.
La muchacha de lluvia no llegó a aprender a hablar,
salvaje civilizada que va creciendo hacia abajo.
No dicta una solo reclamo, pero lo escribre, lo cincela en su cuerpo
desnudo,
porque si no abre una chimenea en las paredes de su pecho
todo el dolor que omite reventará en una explosión interior,
así como un día de estos desaparecerá el universo.




domingo, 8 de marzo de 2009

La vida que no tengo (III)


Hay días como éste, más prosaicos, más sencillos.
Nada sucede, sólo atiendo a la casa silenciosa,
al teléfono inerte, al buzón vacío.
Me observo a ratos en la esquina del espejo
una arruga incipiente, unos pechos caducos.
(No eres tan espantosa, no entiendo por qué a ti no te llega)
Nada, no sucede nada, pero de repente algo, lo indecible, lo innombrable
desciende con su peso por una rampa ardiente
boca, esófago, tráquea, intestinos.
Son días corrientes, cotidianos, un llanto rápido, la ola,
el vuelco, el naufragio
y luego la calma, la espuma.



miércoles, 4 de marzo de 2009

Por enésima vez




Miguel Bocamuerta, Tú a Marte y yo a Plutón


domingo, 1 de marzo de 2009

El pelo enmarañado


Hojas y barro.
A veces, muy pocas veces,
a las acróbatas nocturnas
nos crecen ramas en los labios.



(Y dejamos de ser para sentir)