viernes, 21 de mayo de 2010

Cuando morir es un derecho y matar también




Es injusto, es injusto, es injusto
no sé decir otra cosa
no existe el equilibrio,
ni ese cielo en el que los justos
seremos recompensados.
Injusto, injusto,injusto
ardo en infierno y no puedo gritar,
hablo sola, gimo sola,
no hay nadie a mi lado
que evite que sea esta noche
la definitiva noche del fin.


(mi cuerpo es demasiado pequeño para sostener tanta amargura)




3 comentarios:

miette dijo...

El dolor, la amargura..Cuanto somo capaces de aguantar?

Carz dijo...

Quizás el problema esté en nosotros, en el ansia de no-soledad, en que cometemos muchas vilezas para con nosotros mismos en el intento de conseguir ojos que nos miren y oídos que nos atiendan.

En realidad, en el terreno emocional, me causa pudor decir que algo es injusto hacia mi persona, o que me merezco o no merezco tal u otra cosa... es un pudor que viene del desasimiento, del intento de no sujetar: es doloroso, pero el intento de retener, de exigir, no sólo no lo es menos, sino que, incluso, me engendra una sensación íntima de vergüenza.

No pretendo que lo que te he dicho te sirva de algo, sólo doy un punto de vista inútil y vacío en sí mismo, sólo son pinceladas en un lienzo difuso y confuso.

Quizá no lo parezca, pero siempre he intentado servirte de una especie de vicario consuelo, porque sueles escribir de una forma tan honesta que me conmueve.

Un abrazo.

Alpe d´huez dijo...

este combate nunca termina...verdad?

un beso.