viernes, 11 de marzo de 2011

Pequeño espanto en la habitación



La luz azulada, melancolizadora, salvando de una desamparada oscuridad, ilumina al gusano de sonrisa torcida empotrado en la pared, al gusano que nunca volará.

El abrigo que ya no abriga, que se va desprendiendo de su sentido, que ha sido repelido como cuerpo adolescente, extraño, que va cayéndose de una percha torcida.


Llueve tanto afuera. Llueve aún más aquí dentro.

No me riñas, no trates de devolverme a la realidad.
Déjame así, ensimismada, contemplando mi propio espanto,
mi absurda pena.



No hay comentarios: