sábado, 21 de enero de 2012

Veleidades



Sé que debería salir al mundo, interesarme por los otros, preguntar qué tal va todo, qué bueno lo que haces, parece interesante, hablemos un poco más,  cuenta conmigo. Lo sé, lo pienso, me lamento de mi introversión, de mi desidia afectiva, de un egoísmo construido con complejos e inseguridades que se ha atrincherado en su pena.Y no me deja ir más allá de mi silencio, de mi inacción. Siento intensamente por segundos, pero me vengo abajo. Quiero por segundos y me propongo la acción, pero me fatigo al instante. Leo, miro, escucho, comprendo y me abraso con mi breve fulgor y sus grandes intenciones. Pero dura muy poco, y entonces otra vez lo oscuro. Lo no dicho.

Me prometo que " los llamaré", pero no llamo. Tampoco escribo. Así que no me permito la queja por tanto vacío, por no saberme valorada, por encontrarme tan sola.


5 comentarios:

Carz dijo...

Cecilia,

deben ser unos cinco los años que te leo, y nunca me has parecido combustible de fuego de artificio: esto es así, no queda mucho, pero podemos disminuirlo pidiendo clemencia, volviéndonos dóciles.

Te leo por lo que escribes, no por quién eres. Eso no lo sé.

Cafè dijo...

Dentro de cada espíritu se esconde un oceano de belleza. Me conformo con empezar a mirar sus destellos. Las olas rompen, el viento azota, el sol gobierna.

Anónimo dijo...

La soledad es el precio de la libertad; en mi caso, estoy seguro de que me merece la pena pagarlo.

Anónimo dijo...

Sin embargo siento que tengo que pedir perdón porque no sé adaptarme al mundo del que no me quiero apartar. Reclamo, pero no doy. Espero, pero no muevo. No merezco nada. Ni siquiera vuestras palabras. Gracias de todos modos por leerme y mostrarme ése paso que nunca soy capaz de dar.

cecilia

Mayte dijo...

Una vez más, siento que escribes lo que siento.