jueves, 28 de noviembre de 2013

La fiesta


Los vasos limpios, sin llenar.
Los platos llenos, intactos. 
Los ceniceros vacíos.

Una luz muy débil entra en el salón,
esforzándose por no hacerme sentir
la penumbra.

No hay música ni papeles de colores,
no ha venido nadie a mi fiesta.

Aunque, la verdad, es que sólo contigo
ya me bastaba para celebrar
el fin de la eclosión de la belleza,
de mi ficticia juventud.



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