miércoles, 22 de enero de 2014

Lo sé


Papá está cansado, lo noto en su voz, en su aislamiento, en su distanciamiento de todo lo material y terrenal (salvo sus árboles, sus libros y su gato), en su desidia de mí.


Papá se aleja, papá me prepara. Papá se irá. Lo sé. Pronto.

Y  al soltarme completamente la mano, ya sin  ataduras, ya sin peso, sin el lastre del amor, el aire  me arrastrará como un globo violeta con ansias de cielo.

También eso lo sé.






3 comentarios:

Carz dijo...

Papá se muere (o ya se ha muerto).
Pero lo sabíamos todos.
De lo que te hizo y te hirió ¿le preguntaste?
Egoísta.
De lo que no te hirió y no hizo ¿le preguntaste?

Te escribo con la dureza de lo cercano.

Carz dijo...

A menudo la aspiración del radicalismo me convierte en un mero gilipollas.

No sé si reconocer ese hecho me redime: creo que no.

Ya tienes bastantes tempestades.
Un abrazo avergonzado.

Cecilia Sainte-Naïve dijo...

No te preocupes, Carz, igualmente agradezco mucho la humildad y humanidad de tu rectificación. La culpa realmente es mía, por diseminar lo más doloroso sobre una superficie que para los demás es incomprensible y ajena. Escribir es un asunto delicado y responder, más aún. Aunque tratemos de acercarnos y creamos comprender lo que leemos, la sabiduría que queremos ofrecer por vía de la palabra escrita a menudo corre el riesgo de revestirse de una frialdad aparente, de presunción y retórica. Sin embargo sé que en tu caso, como has hecho otras veces, sólo querías hacerme despertar. Por eso, no lo he tomado a mal.

Escribir de lo que duele, de lo que a uno le duele, de lo que íntimamente le duele, ya es adherirse al egoísmo. Créeme que si pudiera, aboliría el yo.

Papá está bien, son alarmismos de mi sensibilidad, que se da cuenta de cosas que no son evidentes.

Un abrazo y gracias.