miércoles, 22 de enero de 2014

Lo sé


Papá está cansado, lo noto en su voz, en su aislamiento, en su distanciamiento de todo lo material y terrenal (salvo sus árboles, sus libros y su gato), en su desidia de mí.


Papá se aleja, papá me prepara. Papá se irá. Lo sé. Pronto.

Y  al soltarme completamente la mano, ya sin  ataduras, ya sin peso, sin el lastre del amor, el aire  me arrastrará como un globo violeta con ansias de cielo.

También eso lo sé.






Dejó la tierra de secano y se fue hacia el mar


Se empeñó la mujer desubicada de vientre desahuciado en ser pez.
No en morir, porque sabía que estamos saturados de tragedias y era considerada. No morir ya, pero nadar,
nadar rozando sedimentos  ancestrales, la única paz de lo insondable, nadar.
Agua y no pelo ni rostro ni peso ni cuentas ni palabras.
Nadar.


Se acercó y la humedad le taladró los huesos de secano.


Y la imposibilidad la devoró como una fiera

marina.