ECO A NARCISO
Te amo, amo, amo
y de tanto amarte, arte, arte
ya no soy más que una voz
y sus huesos, esos, esos.
Mientras que tú,
desdeñando el temblor
de los sometidos idos, idos,
a tu belleza
solamente suspiras si eres tú
el que te mira, ira, ira.
Cuídate, amor mío, mío, mío
de los delirios de espejo
y de los deseos que nos ahogan,
por no poder alcanzarlos, arlos, arlos.
(Metamorfosis, 2009)
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Christina Rosenvinge, Canción del eco (La joven Dolores, 2011)