sábado, 21 de enero de 2017

Epílogo



No me queda nada, 
nada que no sea mi cuerpo,
nada más por destruir.





Jóhann Jóhannsson, By the Roes and By the Hinds of the Field, Orphée (2016) 







miércoles, 18 de enero de 2017

GERTRUD KOLMAR


EL URAL

Cuando agarro la oscuridad, los peñascos hieren
mi mano.
Ahí está la cordillera que, con sus picos y hendiduras,
      se yergue y encabrita como la creta de un dragón.
Ahí está el Ural.
Cadena de norte a sur, linea divisoria entre este y oeste,
      muro entre dos tierras.
Tengo que apagar la lámpara para que aparezca, para que se
    arrastre ante mí, gigantesco reptil, en mitad de la noche.
Porque así surgen sus masas de piedra, y sus bosques proceden
de mi alma.Y el aliento de mi boca se mece humeantes sobre la nieve
    del Yamán-Tau, mi cima eterna.

Medito.

Torpes osos peludos trotan gruñendo fuera de sus cuevas,
los hocicos de los lobos husmean en el pantano,
martas cibelinas de pelaje marrón se arrastran sin hacer ruido.
Yo misma creé el rostro velludo, terrorífico del mochuelo
    de ojos amarillos
y las aguas saltarinas de la fuente para el gran pez gris plateado
y la negra floresta para el crepitar de las alas de pesados urogallos,
  la garra dorada de mi águila real...
Pero la raíz del gran abeto de melenas sombrías se hunde
  en las profundidades, comprimiendo ciega, sin ojos,
  cámaras inagotables, tesoros apilados, amontonados,
que aquí son verdes: la serpentina de piel de culebra, víbora bajo
  las piedras, y la malaquita, como follaje petrificado,
y la crisoprasa, más clara, que no puede ver el sol, porque ávido
  le absorbe el brillo de manzana, la decolora. 
El mineral precioso centellea; esparcidos, los granos de rubí
  atraen los picos de aves subterráneas con cabeza de martillo.
Las almendrillas maduran, rellenas de ágatas multicolores;
  la calcedonia se hincha como una uva;
y el mármol marrón rociado de conchas naranjas
resplandece...

Todo esto es hermoso.

Pero tengo también otras cosas, repugnantes, adversas:
cráteres en sombra, en los que se agazapa un monstruo,
  un medio ser, que se me escapó antes de que yo hiciera
  palpitar su corazón.
Mudo, ahogado, avanza hacia mí y, aunque me estremezco,
  no bajo la mirada.
Aguarda la redención...
Algún día, tal vez, algún día
bajo un cielo opaco, frío, sin estrellas,
cuando el viento de la noche silbe en voz baja
  como una monstruosa rata gris,
los tocones de los árboles, pedazos de dientes podridos,
 se agazapen en la boca de la tierra,
los copos, espectrales, extiendan sus mortajas
  sobre la turbera extinguida...
Entonces me dirigiré hacia allí
y, con las manos en el pecho tembloroso, me inclinaré
  sobre el abismo.


De Mundos, 1937. (Traducción de Berta Vias Mahou)



SAFO





* * *



Un igual a los dioses me parece
el hombre aquel que frente a ti se sienta
de cerca y cuando dulcemente hablas
te escucha, y cuando ríes

seductora. Esto - no hay duda- hace
mi corazón volcar dentro del pecho.
Miro hacia ti un instante y de mi voz
ni un hilo ya me acude,

la lengua queda inerte y un sutil
fuego bajo la piel fluye ligero
y con mis ojos nada alcanzo a ver
y zumban mis oídos;

me desborda el sudor, toda me invade
un temblor, y más pálida me vuelvo
que la hierba. No falta - me parece-
mucho para estar muerta.



(Traducción de Aurora Luque)


lunes, 16 de enero de 2017

El último final


No sabía que hoy era el día más triste del año. Tal vez eso explique por qué el punto y final se ha anudado en mi pecho sin dejarme respirar, solo llorar, llorar y llorar que ya no pueden existir más letras ni más vidas más allá de este momento. Que éste es el definitivo y último final.





domingo, 15 de enero de 2017

Despedida en el frío




Las cuencas de los ojos de la pequeña ciega arden de tanto llanto en combustión. Se abraza a este árbol helado, a las páginas que no sirven para nada. Tiene tanto frío, la inclemencia del cuerpo que se abandona. Se abraza al árbol, al cerezo helado, al cobijo frío. Se abraza desesperada a lo único que es capaz de alcanzar. Las cuencas de los ojos arden. Y se hace el milagro: el árbol empieza también a arder.


En el incendio todo desaparecerá.




(Gracias por diez años de palabras sin rostro y de cariño furtivo.)


He soñado con la ciudad en la que fui deseo



Creía que solo me querían por mis ojos. Por eso un día, para poner a prueba mi sospecha, me los arranqué y los arrojé al viento (cayeron rodando a la zanja, por el sonido de su música sé que no fueron muy lejos). Ciega, no he podido agudizar el tacto. Aunque sentí como ya sin ellos, aquellos  reclamantes del deseo se fueron marchando. Alguno tardó un poco más de lo esperado, lo hizo a tientas. Ya no queda nadie, soy capaz de oler el abandono.

(Y qué estúpida idea mutilarme por una nada que ya existía)




El dolor también es un canto


El dolor también es un canto. Un gloria en las alturas celestiales que se hacen añicos para llovernos encima sus ruinas. 

A veces imagino a dios como una araña imperceptible tejiendo una gran niebla. Sólo los ojos condenados son obligados a ver a través de ella la oscuridad de la nieve, el lodo del agua más pura, la piel espantada con el solo roce de una hebra al atravesar el follaje donde los otros están cegados, enredados en la viscosidad complaciente de la sutilidad de sus hilos.

Una baba cayendo lentamente de una boca enmudecida que solamente es capaz de entonar un canto:

Gloria en la inmensidad de tu terrorífica altura.





A. Vivaldi, Laudate pueri (Psalm 112) RV 601: VII. Gloria. Magda Kalmár (soprano)




viernes, 13 de enero de 2017

ROSE AUSLÄNDER


MÁS


Del capullo de fuego enrollado
sol una luz sin escorias

Antiguo secreto
graba en tu piel
obstinada escritura
La aguja
se entierra en tu tejido

Grietas tiene el sol de pronto
tú no sabes
cuándo ensarta la llama
obsceno un vientre en la mandorla

Sombra tu paso
asombrado llevas tú la carga
de alas incrustadas

De la costilla del cielo pelado
Sol eterna Eva
con manzanas rojas juego de pelota
absorbe tu aliento
su aroma

De la trama arterial brota una pluma
la luz del mar hunde
más sombra

más




De Aún queda mucho por decir.
(Trad. de Nuria Manzur Bernabéu)




MEHR

Aus  dem Feuerkokon gerollt
Sonne ein Licht ohne Schlacken 

Uraltes Geheimnis
ritzt zähe Schrift
in deine Haut
Der Zeiger
wühlt sich in dein Gewebe

Sprünge hat plötzlich die Sonne
du weißt nicht 
wann schlägt die Flamme ein
obszön ein Lieb in der Mandorla
Schatten dein Schritt
verwundert trägst du die Bürde
verkrusteter Flügel

Aus Himmelsrippen geschält 
Sonne ewige Eva
Ballspiel mit roten Äpfeln 
dein Atem fängt auf
ihr Aroma

Im Aderwerk springt eine Feder 
das Lichtmeer versinkt 
mehr Schatten 

mehr



Es bleibt noch viel zu sagen, 1978.






jueves, 12 de enero de 2017

“Pallaksch, Pallaksch”



He aceptado la derrota.


El destierro de Marina,
el silencio de Celan,
las piedras de Virginia,
el bosque de Chantal,
el encierro de Emily,
el dolor de Holan,

la noche de Alejandra.

He aceptado la derrota,
esquirlas, balbuceos
de voz quebrada leyendo
en cada letra mi fracaso,
la total imposibilidad
junto al áspero tronco
de este árbol
que no da sombra ni luz,
que ya no puede crecer más.




(Se acerca el final)









miércoles, 11 de enero de 2017

Borrador del frío



Ha deambulado por los espacios 
del frío
               desnuda
reclamando la piel del otro. 

Ha lamido la herida abierta
para saber si podía sangrar.

Errática y raquítica,
huesos deshilachados,
ha olvidado para qué servían
sus pies, sus manos,
y por qué una mañana de lluvia
le dieron un nombre
y su abrigo.






sábado, 7 de enero de 2017

Poética (sin descanso ni paz)


Me he muerto de poesía
que no servía para nadie.



CHANTAL MAILLARD





Nadie puede seguir el curso de dos ríos 
bajo las mismas nubes o las mismas estrellas.
Permanecí donde confluyen y quise retenerlos,
mas siguieron su curso
bajo otros cielos, otras nubes.



De Poemas a mi muerte (1989)







viernes, 6 de enero de 2017

¿Nos salvará la música?



Alguien tiene una nada que decir. Pero se calla. 


 Esta noche prefiere dormir.









J.S. Bach - Variaciones Goldberg, BWV 988 (Zhu Xiao-Mei, piano)


jueves, 5 de enero de 2017

Marinas



IV

En la sal, en la verticalidad de la última luz. 
Convertir las olas en pira sacrificial porque la culpa 
es un veneno sin antídoto. 
Dejar que los peces me besen la lengua rota. 
Ponerme un collar de algas, soga marina. 
Embellecer en el naufragio.








domingo, 1 de enero de 2017

MARINA TSVETÁIEVA



UNA CITA


A la cita contigo llegaré
aunque tarde. Recogeré
la primavera, llegaré con el pelo gris.
La has fijado muy arriba.

Iré infinitamente... Ofelia siempre recuerda
el gusto de la artemisa.
Atravesaré montes, y plazas,
atravesaré almas, y manos.

Vivir muy despacio la Tierra. Lluvias
de sangre. Cada gota, una cala.
Pero siempre la cara de Ofelia
en la amarga hierba, como un arroyo.

Aquélla que, por un sorbo de pasión,
tragó arcilla. Toda clase de flores.
Muy alto yo te amé:
me enterré en el cielo.



18 de junio de 1923




(Trad. de Monika Zgustova y Olvido García Valdés)