martes, 30 de septiembre de 2008

JOSÉ ÁNGEL VALENTE (IV)


TODO parecía ahora
llevarte a la extinción.
Abandonado
de la sola palabra que tal vez aún podría
levantarte hacia ti.
No estás.
No está
tu sola palabra.

Se espesa en torno el reino de lo gris.

Un ave cae
del centro mismo de su vuelo.
El agua
del manantial, impura, ciega
los pozos de la sed.
En esta noche
no busques luz ni abrigo,
no busques lealtad
ni amor.
Estás sentado
enfrente de ti mismo y ni siquiera
puedes mirarte con piedad.

(Ni siquiera)


(De Fragmentos de un libro futuro)



sábado, 27 de septiembre de 2008

Rendición


Para extinguirme necesito de ti.
No volver, no mencionar la noche,
el noviembre lejano
que hacía temblar mi carne joven,
mi ingenuidad infantil.

No me abras las sábanas nunca más,
átalas en nudos de media risa
y muéstrame el frío y la ventana
por donde he de caer.


El cuerpo infectado



E. MunchLa niña enferma, 1886



Zbigniew Preisner, B.S.O. La double vie de Véronique, 1991 Van den Bundenmayer, Concerto en mi mineur (SBI 152), Version de 1798
(Canto II del Paradiso de la Divina Comedia de Dante)


martes, 23 de septiembre de 2008

JULIO CORTÁZAR (III)


Amor 77



Y después de hacer todo lo que hacen, se levantan, se bañan,
se entalcan, se perfuman, se peinan, se visten, y así progresivamente
van volviendo a ser lo que no son.


(Un tal Lucas)



lunes, 22 de septiembre de 2008

La cuarta vida de Cecilia


Anoche volví de Madrid, (de)molida y araña-da, tejiendo y enmarañando, aprendiendo la lección de los que no se atreven. Pero me gusta temblar cuando veo que el universo gravita y se precipita, dispuesto a estrellarse sobre mi historia. Hablemos de cosmología ahora que certifico que perdí la magia en cada llanto, que se fue diluyendo hasta no ser más que agua al aroma de la indiferencia. Todo me da tan igual que ni siquiera me voy a molestar en celebrar que al fin sí, por fin, sin ni siquiera llegar a rozarme, me estremecí y deseé.

Porque que en los temores e incapacidades esenciales sigo siendo la misma: http://bohemika.blogcindario.com/2005/12/00582-deberia-levantarme-y-pedirte-que-posaras-para-mi.html.


Y no me atrevo, no me atrevo.


jueves, 18 de septiembre de 2008

Puentes de Finlandia




Suommelina, 25/08/08


Seis años, Moro, seis años
y yo en Finlandia sólo veo
puentes.




Medium


     Mi sensibilidad extraordinaria me permite oírte desde aquí (cabeza contra almohada). Tom, tom, tom, siento tus golpes sobre la tapa. (Sí, te han enterrado algo pronto, todavía eras hermosa y sentenciabas con lucidez). Recostada junto a los huesos de un amor al que ya no reconoces, yo te oigo y comprendo que ése no es tu sitio. Sí, escucho tu reclamo, aún te quedaban años para acabar de envejecer, pero yo no puedo ir a rescatarte mientras tenga a todos en mi contra. No me creían cuando buscaba tu aliento en un espejo, no me creían cuando buscaba algún mágico indicio que te descubriera viva. Pom, pom, pom, pero yo no puedo derribar el yeso de tu alcoba. Cecilia, cecilia, me llamas con voz lánguida y envejecida, ¿quién me va a arreglar el pelo en el mundo de los muertos?


lunes, 15 de septiembre de 2008

Laringicidio



Como si fuera el último día para decir


y enmudeciera.


domingo, 14 de septiembre de 2008

CÉSAR MORO (III)


EL FUEGO Y LA POESÍA


III


Amo la rabia de perderte

tu ausencia en el caballo de los días

tu sombra y la idea de tu sombra

que se recorta sobre un campo de agua

tus ojos de cernícalo en las manos del tiempo

que me deshace y te recrea

el tiempo que amanece dejándome más solo

al salir de mi sueño que un animal antediluviano

perdido en la sombra de los días

como una bestia desdentada que persigue su presa

como el milano sobre el cielo evolucionando con una

precisión de relojería

te veo en una selva fragorosa y yo cerniéndome sobre ti

con una fatalidad de bomba de dinamita

repartiéndome tus venas y bebiendo tu sangre

luchando con el día lacerando el alba

zafando el cuerpo de la muerte

y al fin es mío el tiempo

y la noche me alcanza

y el sueño que me anula te devora

y puedo asimilarte como un fruto maduro

como una piedra sobre una isla que se hunde



(De La tortuga ecuestre)



La nube roja (II)







Emile Nolde, Green landscape with red cloud

viernes, 12 de septiembre de 2008

Y fue conciente de la lluvia


Conciencia del dolor,
motivo del dolor.
Ninguna muerte tan cierta
como la realidad de ser.

* * *

la gravitación no me advirtió
de la brusquedad del vuelco


La nube roja


Se va, se ha ido, se iba,
se fue.
Yo acepté cerrar mi paraguas
y arrojar al río sus vértebras,
de mutuo acuerdo.

Hoy él fue consciente
de la lluvia.


Y yo no estaba.



Entreparentesis

( )

Resulta que al final acaban encontrando su sitio.

Mientras, yo sigo mirando al cielo
a ver si esta noche el clima respeta
mi resguardo a la intemperie.

(Maldito cabrón que pòetizaste la lluvia)


sábado, 6 de septiembre de 2008

Poética o amor



Piedra contra piedra
mis manos inútiles
sueñan con fuego.




Camille




Brill Brand, Camille desnuda



Erwann Kermovan, 36

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Los sin mundo



Recurro  a los diarios (mutilados) de Alejandra como un creyente acude a su libro sagrado cuando necesita encontrar el alivio que no le dan otros textos ni otras voces. Comprobar que antes de mí, alguien sintió este desorden vital, la angustia de no reconocerse en el mundo, de sentirse febrilmente extraña y sin remedio. Aunque igualadas en sufrimiento, yo no podré nunca alcanzar su inteligencia, su iluminación, su voluntad de poner por escrito lo que ve más allá del pozo. Ella define mi ansiedad, la poetiza, la embellece, convierte el dolor en mayor crueldad de realidad empática y poder estético. Yo no sé más que sentirlo, interpretarlo gestualmente y sin embargo pasivamente. Lo vivo, lo dejo estar, busco dentro de mí y lo abandono antes de aprehender su consciencia intelectual. Yo no sé teorizar sobre mi locura.


***

Hoy es un día marcado, pero la impresión se queda en mi libreta privada. Mañana no iré al examen y así seguiré pecando más de perezosa e inconstante que de poco inteligente. No, no iré y así seguiré también alargando los años inútiles, perdidos, académicamente desastrosos. No me gusta la universidad, no me gusta la obligación sin ataduras, no me gusta que reten a mi intelecto en días puntuales y seguidos a calendarios desequilibrados y agobiantes. No me gusta tener que comprobar que no valgo, que podría ser alguien mejor, envidiada, brillante, próspera, que podría ser otra en definitiva, alguien que llevo en potencia y que mis actos se niegan a revelar, a presentar al mundo. No soporto más estas luchas internas entre la que sabe y se atreve y la que bosteza y dormita y sólo piensa en árboles, en postales de colores, en lienzos, en poemas luminosos, en conquistas fálicas. ¿Dónde está el planeta de los que sólo quieren acunarse? No, no quiero, me niego a exprimirme el cerebro porque exigen productividades, yo sólo quiero pensar cuando quiera, quiero leer lo que quiera, quiero teorizar sobre lo que eleva mi punctum, sobre las pasiones que corren hasta las yemas de mis dedos, qué sé yo de los demás, quienes somos para hacerlo. Y el dolor llega cuando compruebo que no hay ningún lugar reservado para esas acciones, únicas motivaciones por las que a mí me merece la pena seguir viviendo.



DIARIOS DE ALEJANDRA (IV)


3 de enero de 1960



Me estoy destruyendo con cigarrillos y comida. Mi cuerpo no soporta más. Ataque de ayer. Asfixia. Es el precio que pago por haber vendido mi vida al demonio de los ensueños.
Ayer me di cuenta claramente que floto como un fantasma. No participo de nada. Huyo de la ley de la vida, de sus leyes, del destino personal. Siempre desde mi infancia he guardado cosas mágicas llegadas a mí por obra y gracia del misterio.
Y aún ahora me parece absurda la vida de casi todas las mujeres de mi edad: amar o esperar el amor, cristalizado en un hogar, hijos, etc. Siempre he sentido que yo estaba designada o señalada para una vida excepcional. No sé cómo saldré de todo esto, si llegaré a salvarme o si lo mejor será suicidarme ahora mismo.
[...]
A veces creo comprender por qué Rimbaud abandonó la poesía. Pero yo no soy Rimbaud. Y el quehacer poético no tiene que justificar mi mala fe (o mi enfermedad).
Me estoy asfixiando. Temo estar enferma. Ojalá reviente.


Alejandra Pizarnik, Diarios

martes, 2 de septiembre de 2008

Helsinki, 19 de agosto



Delicada
pero acróbata
de laberintos
sórdidos

lunes, 1 de septiembre de 2008

Fin del mundo

   
      El fin del mundo en Finlandia, el fin de las tierras, el fin de las etapas y las mareas. Gravitación correcta, posición fetal desperezada, erguida. Todo es tan verde, todo huele tan a vida recién hecha, limpia y fresca, nada envasado al vacío.

Vuelvo renovada, sin lastres en el equipaje, amando mucho mucho y deseando más todavía (sabes a cerveza con canela, acróbata de la entrepierna, artista escondida, por fin te descubrieron otros ojos).

Continuará ...