martes, 30 de diciembre de 2014

CLARISSE NIKOÏDSKI (III)



ves
ya vinu la mañana
si aranca la luz de lus últimus
árvulis di tu sueñu
dexa cayer las fojas di tu ansia
ves
no tengu más nochi in lus ojus
no tengu más
nada



(Caminus di palavras, 1980)



ves
ya vino la mañana
se va la luz de los últimos
árboles de tu sueño
deja caer las hojas de tu ansia
ves
no tengo más noche en los ojos
no tengo más
nada



lunes, 29 de diciembre de 2014

Sucederá




Será de noche. Se abrirán los mares. Lloverán pájaros muertos. Temblará la tierra yerma sacudiendo los huesos y sus recuerdos. Una voz, quizás de amor, quedará quebrada para siempre. Será la luz boreal de una luciérnaga tardía. Se apagará. La olvidarán.

Todo volverá a su quietud, a la inercia del movimiento. Allí ella, bajo el puente, última hoja oscura en la levedad silenciosa de la caída, trémula sobre el agua en calma. Y allí ella, absurda y grisácea, alejada de la belleza del estanque de Ofelia. Alguien y nadie que solamente decidió matarse. Sola. Nadie. Entonces la luz. 




Y recomenzará el poema del fin.

sábado, 29 de noviembre de 2014

CLARISSE NIKOÏDSKY (II)



quédate cun mí
quiridu
yo ti daré di cumer
mi hambri no si scapa cun sal
mi sed no se amata cun agua
quédate cun mí
ti daré la calor dil spantu
la tengu in mi manu
timblandu


(Caminus di palavras, 1980)




quédate conmigo
querido
te daré de comer
mi hambre no se acaba con sal
mi sed no se apaga con agua
quédate conmigo
te daré el calor del espanto
lo tengo en mi mano
temblando


  

jueves, 30 de octubre de 2014

CLARISSE NICOÏDSKI



mi staré callada


adientru di mí
un candil inciendi gritus qui no savis sintir
mi arasgan
la sangri
y mi deixan in las manus
                                    tan quietas
esta ciniza quimandu
para destruyir
mi boca



(Caminus di palavras, 1980)




me estaré callada


dentro de mí
un candil enciende gritos que no sabes oír
me desgarran
la sangre 
y me dejan en las manos
                                    tan quietas
esta ceniza quemando
que destruye 
mi boca



miércoles, 15 de octubre de 2014

Diagonal



Degradación de la sonrisa.

 (El cuerpo derruido, las manos estropeadas, la mirada envejecida)



(Mientras me observan, pienso solamente en la amargura de las calles de Fonollosa en esta ciudad del desengaño, en una profunda soledad sin lluvia)


Destrucción total de algo muy profundo deslizando una a una sus tarjetas doradas.


(¿Qué soy? ¿Qué valgo? ¿Qué merezco?

Incapacidad de ser en este mundo)



Abolición de la poesía.

Aceptación del dolor.

Aceptación de la pobreza.



Pero



un cauce seco esperando





viernes, 19 de septiembre de 2014

IDEA VILARIÑO (III)


BUSCAMOS



Buscamos 

cada noche
con esfuerzo
entre tierras pesadas y asfixiantes
ese liviano pájaro de luz
que arde y se nos escapa
en un gemido.


(Palacio Salvo, 1982)


De Poemas de amor (1957).


jueves, 24 de abril de 2014

Non verba



Abandona antes de esperar.
No empieces.
No digas.
Ni una sola línea.
No vas a ser.
No voy a leerte.


Y razona,
estúpida degradación del fracaso.






jueves, 13 de febrero de 2014

MARÍA VICTORIA ATENCIA



REPROCHE A HOLAN

                                                                            Para Clara Janés




Si ves Moldava abajo, río abajo
-frente a la Isla de Kampa y el Molino del Búho-
un cubo de basura tiernamente mecido,
dulcemente mecido hasta el agotamiento,
no pienses en el cuerpo de Ofelia que las ratas horadan
entre sus muslos blancos, cubo adentro, hasta el fondo;
preserva
su maternal secreto río abajo.





De El puente, 1992.





miércoles, 22 de enero de 2014

Lo sé


Papá está cansado, lo noto en su voz, en su aislamiento, en su distanciamiento de todo lo material y terrenal (salvo sus árboles, sus libros y su gato), en su desidia de mí.


Papá se aleja, papá me prepara. Papá se irá. Lo sé. Pronto.

Y  al soltarme completamente la mano, ya sin  ataduras, ya sin peso, sin el lastre del amor, el aire  me arrastrará como un globo violeta con ansias de cielo.

También eso lo sé.






Dejó la tierra de secano y se fue hacia el mar


Se empeñó la mujer desubicada de vientre desahuciado en ser pez.
No en morir, porque sabía que estamos saturados de tragedias y era considerada. No morir ya, pero nadar,
nadar rozando sedimentos  ancestrales, la única paz de lo insondable, nadar.
Agua y no pelo ni rostro ni peso ni cuentas ni palabras.
Nadar.


Se acercó y la humedad le taladró los huesos de secano.


Y la imposibilidad la devoró como una fiera

marina.