sábado, 22 de junio de 2013

La muerte y la doncella

                              

                                

 Schubert, Der Tod und das Mädchen, op7 nº3 D531 (1817).




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viernes, 21 de junio de 2013

El dolor umbilical


Han llenado la casa de manjares. Sé por qué, me he dado cuenta. Hay empanadas, gazpacho, ensaladas, queso roquefort, rúcula, fresas y nata, nísperos, cerezas rojas rojísimas, zumo de naranja recién exprimido, chocolatinas con galleta (de esas ante las que no me puedo resistir) y otras tantas ambrosías. La cocina está repleta de mis delicias. Quieren que coma, quieren que salga de la cama,   como un animalillo huidizo atrincherado en su madriguera sacarme atraída por el olor irresistible y la boca tan hecha agua que ha empapado las alertas. Lo hacen para expiar una culpa que no comprenden. No saben qué me han hecho, por qué mi huelga de hambre y de palabra. Y agitan los brazos, claman al cielo, maldicen mi silencio y mi crueldad, se desesperan. No funciona. Callo. Sigo en mi encierro. No como. No abro la boca. Tampoco puedo formularles mi reproche, quién lo entendería. No, no puedo hablarles, no pueden comprender que sí, que son culpables de haberme condenado a la vida. Y que ni el amor ni los tentadores sabores ni todas sus atenciones pueden ya colmar un cuerpo destrozado por un abisal e incendiario vacío. 




martes, 18 de junio de 2013

Primavera sombría




H. Bellmer, Double portraitUnica Zürn (recto), 1954. 


Despierta abruptamente con la suela del mundo sobre su cuello,
la lengua al rojo vivo, 
el pecho cavándose fosa para el cuerpo de un pájaro prematuro.





jueves, 6 de junio de 2013

"¿Cómo estás? ¿Qué tal va todo?"


Y, entonces, omitir la respuesta, porque no podría decirte que no sé, que no sé quién de las dos está empujando despiadadamente a la otra al margen, si es la vida o soy yo.


miércoles, 5 de junio de 2013

FRANCISCA AGUIRRE


ESPEJISMO : PENÉLOPE Y LA MUJER DE LOT

Me he quedado parada
a mitad del pasillo
y hacia atrás he vuelto los ojos,
hacia mis tiernas construcciones,
a mis primeras tentativas,
ésas que amarraba a mi vida
como los lazos a mis trenzas.
He contemplado detenidamente,
sin apasionamiento
aunque con algo de nostalgia,
los ansiosos esfuerzos
de estos treinta y seis años míos.
Me he aproximado a todo ello
con la insistencia de un miope.
Me he detenido largamente
en felices sucesos,
en tardes prodigiosas,
en el sexo y en sus galas nocturnas.
Y he visto, con asombro y con espanto,
este andamiaje de segundos
borrándose bajo un acuoso salitre,
y he luchado desesperadamente
contra esa solidez de sal y lágrima
que poco a poco me va inmovilizando.

(De Ítaca, 1971)