Sé que debería salir al mundo, interesarme por los otros, preguntar
qué tal va todo, qué bueno lo que haces, parece interesante, hablemos un poco más, cuenta conmigo. Lo sé, lo pienso, me lamento de mi introversión, de mi desidia afectiva, de un egoísmo construido con complejos e inseguridades que se ha atrincherado en su pena.Y no me deja ir más allá de mi silencio, de mi inacción. Siento intensamente por segundos, pero me vengo abajo. Quiero por segundos y me propongo la acción, pero me fatigo al instante. Leo, miro, escucho, comprendo y me abraso con mi breve fulgor y sus grandes intenciones. Pero dura muy poco, y entonces otra vez lo oscuro. Lo no dicho.
Me prometo que " los llamaré", pero no llamo. Tampoco escribo. Así que no me permito la queja por tanto vacío, por no saberme valorada, por encontrarme tan sola.