Mi señor partió a sus cruzadas, mas no me siento sola.
Cada noche se enciende en mi alcoba un candil secreto.
Amigo, hermoso amigo, han pasado ya diez años.
Acerca tu aliento a la llama si por fin puedes quererme.
Late, late, late, pequeñísimo corazón de un pájaro al borde de su rama precipicio.