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Crecías torcida. Invasora. Crecías en el lugar equivocado.
En el cuerpo equivocado.
Secreto el hueco de tu vacío. Algo que ha de silenciarse para que sane la tierra.
Mi manera de abandonarte, pequeña dama portuguesa*.
* Le precede un fado, canción de cuna. Origen. Historia del primer abandono. De la tristeza heredada.
Solo un animal temblando
en la vulnerabilidad
de la luz
a la intemperie.
Incompleta y vaciándose. Cortándose. Entrecortándose. Deteniéndose asomada a la vida inversa. La voz clarividente y dolorida de los que sabemos el final.
Te traduciré. Me iré. No trascenderá. Mientras, alguien mira cómo se expande la grieta. Porque alguien siempre mira. Te mira caer. Deteriorarte. Desexistir. Siempre un voyeur para tu miseria. Alguien que ni siquiera lee. Te mira. Ahí la grieta, ves. La humedad. La erosión. El polvo. Lo que se pierde en el viento. Lo que no importa. La que no importa. Pero, Danielle. Te leo. Danielle.