domingo, 28 de diciembre de 2008

El nuevo fracaso (II)


Me he pasado la vida dando vueltas
sobre mí misma.
Ningún avance.
De repente
la conciencia de quietud.
Ni las caídas ni la eterna náusea
me mostraron de manera tan cruel
el fracaso.
Solamente esta quietud.


y que además...

...
él no me toca, no me toca
y quiero romper a llorar

(pero no lloro)

Necesito contarle...

...
que nada sucede, nada
y que mientras tanto yo me voy ahogando
en un estanque.

Mi cuerpo se vuelve anfibio.

jueves, 25 de diciembre de 2008

El charco




Suommelina (Finlandia)


"Ahí está el charco", dijo Rhoda, "y no puedo cruzarlo. Oigo el rugir de la gran muela, a una pulgada de la cabeza. Su viento ruge en mi rostro. Todas las formas de vida palpables me han defraudado. Si no alargo la mano y toco algo duro, el viento me llevará a lo largo de los eternos corredores para siempre jamás. ¿Y qué puedo tocar -qué ladrillo, qué piedra- para así cruzar el enorme vacío y penetrar en la seguridad de mi cuerpo?"

(Virginia Woolf, Las olas)




miércoles, 24 de diciembre de 2008

La vida que no tengo (II)


No llegué a tiempo.
La vida se estaba gestando
mientras me entretenía
en las sombras.



martes, 16 de diciembre de 2008

El tango de Estonia



La vida que no se menciona, la que se improvisa, la que nos rescata...


Tallinn, 23 de agosto de 2008

lunes, 15 de diciembre de 2008

Quietud


La última contraindicación nunca señalada:
el medicamento no te permitirá sentir más
(y si no sientes no te desgarras,
y si no te desgarras no hay sonidos
ni colores ni visiones deslumbrantes
que acaben en unas cuantas letras).

No, no quiero ser inmortal
ni un cuerpo plastificado.

Que el viento me golpee otra vez, por favor.

martes, 9 de diciembre de 2008

ROBERTO JUARROZ (IV)


II-4


Levantar la cortina
y confirmar cada tanto
nuestra mirada hacia el mundo.
Volver a observar
a quienes duermen caminando,
a quienes llevan la cabeza
debajo de los pies,
a quienes tienen la mirada
solamente pintada,
a quienes arrancan de los árboles
los frutos ya envasados,
a quienes envuelven su voz
con pañales de cifras
o con las vendas en jirones
de los poderes deshilachados,
a quienes creen que van hacia adelante
mientras en cambio retroceden,
a quienes arrastran sus pasos
como orugas sonámbulas,
a quienes se descuelgan
como fatigados trapecistas
sobre el colchón o la red
de los amores bobos.

Y desviar después los ojos
hacia las suturas y los cables,
enterrados o aéreos,
que conectan o empalman
la coreografía sin adjetivos
y hasta quizá sin sujeto
de la danza de las inexistencias,
el olvido del mar,
la pérdida de identidad del fuego,
la parcelación demacrada de la tierra y el hombre,
los gestos siniestros de las multitudes,
la simiesca vejez de los niños,
los decorados cochambrosos
y extravagantemente funerarios
de esta abúlica fiesta
entre relámpagos artificiales.


(De Undécima poesía vertical)


domingo, 7 de diciembre de 2008

Paris, je t´aime





Tom Tykwer, Faubourg Saint-Denis

Si dijeras...


La chica del cutis suave quería dormir contigo. Si hubieras dicho vamos, hasta cualquier ciudad, no lo hubiera dudado, siempre dispuesta a partir...




Françoiz Breut, Vingt à trente mille jours

La vida que no tengo

...

pero no, esta vez tampoco pudo ser


tonta, tonta, tonta, sólo tenías que decir
yo me quedo contigo


sábado, 6 de diciembre de 2008

El paso atrás


No hay valentía que accione
el motor del deseo.
Necesito nacer de nuevo,
hacer mía una mano ajena,
revivir en otro cuerpo.
La tormenta me sacude
bajo tierra,
las raíces aprisionan
cada acto de voluntad,
mis pies heridos,
mi decisión frustrada.
Náusea en el charco,
el agua estática,
el gesto que se abandona,
la boca que sólo conoce
la sed.


La fille d´hiver




...

y de repente me hice invierno.