Hoy he visto a la lagarta.
Hoy he visto al lagarto acariciándole
la espalda.
Hoy he sentido de nuevo
cómo mi corazón se hacía añicos
y a un coraje diminuto gritarme
no llores, Cecilia, hay que seguir,
seguir, seguir.
Late, late, late, pequeñísimo corazón de un pájaro al borde de su rama precipicio.
1 comentario:
pues hazle caso!!!
a funcionar!!!!!!!!!
mua!
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