viernes, 9 de octubre de 2009

Los días de lluvia


Los días de lluvia me dedico a apartar caracoles de las aceras. Los recojo con sumo cuidado. En un primer instante, ellos esconden la cabeza, pero perciben en mi energía que no tienen nada que temer conmigo, que sólo les desvío de su ruta para salvaguardarlos. Entonces, en el breve trayecto aéreo en el que vuelan sujetos a mi mano, extienden sus antenas hacia el cielo, siento levemente cómo vibran de emoción. Cuando ya reposan en tierra más segura, continúo satisfecha mi camino. Mis caracoles morirán mañana, así lo exige su ciclo natural, sin embargo no será bajo la suela de un zapato descuidado o de una patada insensible.

Los días de lluvia protejo a los caracoles que salen a mi paso. Y lo hago porque yo también espero otra suerte, una mano que me aparte del peligro que me orienta, una simbólica salvación en este otoño de humedades tan profundas.




1 comentario:

Alpe d´huez dijo...

jijijiji...
bonita costumbre.
yo hacía algo parecido con los erizos que salen en mayo por las carreteras, la mayoria acaban aplastados bajo la rueda de un coche...cuando veía uno me detenía y me lo subía al coche para dejaro en otro lugar...(a mi tampoco me recogió nadie)

un abrazo