viernes, 29 de enero de 2010

¿Casualidad?


No, no debe ser casualidad
si en todos los improbables encuentros
yo te encuentro.
No puede ser sólo azar
si de repente una fuerza inexplicable,
una mano invisible, sin nombre,
me acaricia el hombro
para que me gire y te vea
allí a lo lejos,
a ti ignorando
que hay un corazón y su garganta
ocultos tras los matorrales,
animalillos famélicos
que disimulan su deseo.

Quizá sea que me vistieron
con una piel llena de instintos.
O que advierto el instante
en que tus huesos y mis huesos,
incapaces ya de mantenerse solos,
se envían a nuestras espaldas
señales de socorro,
mensajes de amor.

(Como una muñeca de Bellmer)

1 comentario:

J dijo...

Mensajes de amor...