domingo, 16 de agosto de 2015

Recuerda, herida


Las palabras se han roto.

El poema nunca existió.
Ni el piano ni el pincel.
Tampoco el tutú celeste
de pequeña alegre bailarina.
Nunca existió ni el abrazo ni el latido.
El placer o el anhelo de algo.
Tal vez solamente la verdad
de una larga lágrima ardiendo.
El acero transversal
afirmando la honda herida.
El final dilatándose en el más terrible
                                                                    parto.




***



Mi niña muerta,
canto azul enmudecido.




***

La lava soterrada preparada para el duelo. 

El nido vacío.




1 comentario:

Cecilia Sainte-Naïve dijo...

Trozos de nada, en realidad