lunes, 31 de agosto de 2009

Amnesia marina



La muchacha que juega con sus pliegues
y el viento
no recuerda bien quién era


y se siente tan feliz.


Viernes 21



Se rompió,
finísimo tallo azotado por dudas
en corrientes feroces.

No hay aire, no hay savia,
pero un grito que despertó
a todos,
que lo despertó
a él.




miércoles, 26 de agosto de 2009

Cinco minutos


(a Étienne)



Sabes que ahora escribiré y estarás tú.
No será mucho tiempo
(tiempo, el tiempo, tormenta de arena
insalvable),
no sé cuánto, el suficiente
para comprender que lo indecible
es el nombre de esa mitad mía
que se me escapa:
tú.
Serán cinco minutos dilatados
hasta el imposible
mientras mi garganta prepara
el estallido.
Ahora serás tú y te quedarás
aquí un ratito, en lo que enuncio
sin decirte, complacida y temerosa
de mostrarte mis cuidados,
aunque yo ya esté vieja para velar
este fuego en la memoria.
Cinco minutos de hermoso delirio,
animal que araña mi vientre,
bolsa de cielo envolviendo mi cabeza
(no es nada esta ansiedad,
es el corazón que me late
hasta los labios
)

y la muerte de amor parada a tiempo,
cinco minutos antes del fin.

(15/08/09)



miércoles, 12 de agosto de 2009

La quietud



Me he secado. No siento
(¿Luego no existo?).
Deslizo un lápiz romo
entre mis pechos,
como sexo que ya no sabe
complacerme.
Nada, no sucede nada.

En la infertilidad
está mi salvación.
Qué paradójico fenómeno
de reconciliación con la vida.

sábado, 8 de agosto de 2009

Morderse los labios y no esperar



Me arrastro por el suelo
agarrada a tus últimas palabras
-como a la cola de un caballo
indomable
que se aleja hacia el lugar que yo quería
junto a ti-
para que no se me escapen,
para que no las olvide,
para que no se vayan contigo
hacia ese exilio indefinido
del que no me avisaste
y sin embargo ya intuía
cuando tu abrazo resbaló
incompatible
con mi cuerpo escaso,
con tu voluntad de acoger
en tu deseo a una idiota
como yo.


(15/07/09)