(Desde Aix-en-Provence)
Pero no, no puedo escribir, yo no sé hablar de la felicidad
ni describir ese continuo instante máximo
en el que siento el chasquido que me enmudece
y me hace sonreír.
Late, late, late, pequeñísimo corazón de un pájaro al borde de su rama precipicio.
5 comentarios:
¡ Qué gusto volver a leer algo tuyo !
Si que sabes.
Escribe, por favor. Te echamos de menos !Änimo!
Uno de tus seguidores
Oh.... gracias, de verdad. Así cómo no volver, siempre.
Un gran abrazo
tú sabes, siempre,sábés,dé tódás lás fórmás,sábés.
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