domingo, 25 de enero de 2015

Abandono en el frío



Caía la nieve sobre la oscuridad de mi flaqueza desnuda. Te humedecías mirando mi tráquea transparente, mi esternón vibrante. Yo, pensando que quizás era algo capaz de desatar el tacto te susurraba, no quería molestar, murmuraba tan enajenada, tan bajito, era un verso extraño, lo sé, pero te hablaba. Miraste. Te humedeciste. 


¿Me ayudaste? No, se habría roto tu línea recta.




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