Te veo alejada y borrosa, como todo lo demás. No me ha extasiado ni tu brillo ni tu cercanía. Solamente, bajo la neblina, creí ver en tu blancura la cara de una niña aterrorizada. Quizás un fantasma en el reflejo de un estanque de leche.
Nada especial, como esta última semana, mi última luna.
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