domingo, 6 de noviembre de 2016

Misa de Réquiem K 126


  Durante el ensayo previo al concierto en el Palau de la Música


No dejaba de mirar el techo, las flores, las ramas, la luz colorida de las vidrieras, toda esa belleza modernista. Iba leyendo la magnificencia de los nombres de los grandes compositores. Sonaban las voces, la música. Mi canto. Y no sentía nada. Era hermoso, sí. Pero nada. A veces me dejaba oír y me decía terriblemente extraña, excluida, un animal fuera del hábitat al que sin embargo pertenece - o creía pertenecer. Y sé por eso que estoy más cerca de la muerte de lo que he estado nunca. Y lo más terrorífico es que lo siento con tanta serenidad, con tanta naturalidad que no se trata de reclamo o amenaza, sino constancia de los días que se van agotando junto al cuerpo.






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