viernes, 16 de diciembre de 2016

Mientras duró el olvido


Viniste sin avisar. No te había reclamado. Habían pasado tantos años y, sin embargo, algunas noches de insomnio recordaba todavía el sabor del vino blanco, las tímidas palabras, los ojos extraños, las caricias oscuras. Me hiciste olvidar y fui animal agitado, violentado, rendido. Mi pequeña dentellada inofensiva, tu aullido enajenado, un rayo fulminante, el cielo hecho pedazos, pájaros heridos abandonándonos, casi muertos, el sudor como llanto de tu sien. Llegaste y me hiciste olvidar y confundir
 delicia con dolor.  Luego el perdón mudo en el último abrazo. Y otra vez, la pérdida hecha costumbre, la lejanía de un tren.








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