domingo, 27 de mayo de 2007

ALEJANDRA PIZARNIK


NADA


El viento muere en mi herida.
La noche mendiga mi sangre.


(De Las aventuras perdidas, 1958)


A la noche siguiente

Es la otra cara de mi desastre, la belleza de la que (injusta o cabalmente, según se entiendan las expresiones de edulcorante sentimental) no les hago partícipes:




Si Tú no estuvieras, ¿a qué llamaría Vida?

sábado, 26 de mayo de 2007

Y si viene él no le digas nunca que estoy...


No fuerces las comillas. Ahora empiezo a tener tanto sueño. Amor mío, a partir de ahora ahorrarás por fin en luz, ya no quemaré más tus bombillas, ya no alborotaré tu orden ni tu silencio.

Tanto sueño...




sábado, 19 de mayo de 2007

ANTONIO GAMONEDA (II)


Nuestros cuerpos se comprenden cada vez más
tristemente, pero yo amo esta púrpura desolada.

Ah la negra flor de los dormitorios, ah las pastillas
del amanecer.


(De Libro del frío)


domingo, 13 de mayo de 2007

MARINA TSVETÁIEVA


Ya es hora. Para este fuego
ya soy vieja.
El amor es más viejo que yo.
Tiene cincuenta eneros
la montaña.
Más viejo es el amor:
viejo como un fósil, viejo como una sierpe,
más viejo que el ámbar de Livonia,
más que los barcos fantasmas,
más viejo que las piedras, más viejo que los mares...
Pero el dolor que hay en mi pecho,
más viejo, más viejo es que el amor.

23 de enero de 1940



miércoles, 9 de mayo de 2007

Legítima Indefensa


Quien dudó, quien dijo que no era sincera en mi verbo hecho tragedia
(hipócrita y rencorosa, láminas de una puerta batiente que a nadie golpea)
es, sin duda, porque nunca llegó a conocer el acto: esta honda cicatriz
en mi muñeca izquierda.




viernes, 4 de mayo de 2007

AMALIA IGLESIAS Y LOLA VELASCO


Quienes amaron
esquivan
estrellas bajo el techo.

Por dentro,
un resplandor ausente,
un largo paisaje
que jamás traiciona.

Todo lo que se aprende
de la pérdida,
se expresa sin voz.

La distancia no está sola,
es una nube acercándose
a tu mal de altura.


(De Intravenus)





"Calles de Madrid"



No he podido resistirme a preguntarle a la chica del bolso verde bordado, de espejitos, tan llamativo y bonito como para atraer únicamente él la atención, no ya dónde lo compró, curiosidad rutinaria en mi trabajo (sólo nos importa la fachada, la apariencia, lo fastuoso y rabiosamente banal), sino si era ella realmente quién creía. Pero siempre fallo en el mismo punto, no sé formular las preguntas. "¿Has salido en alguna película? Bueno, mi hermana Lucía es actriz, mer habrás confundido con ella."
Sí, y conocida, pero no me refiero a ella, aunque ahora me has revelado otra noticia, otro enlace y "sois tan parecidas", pero no, no me refería a ella, sino a ti. Nada más una película, género indefinido, porque me tiembla la lengua sólo de apoyar el nombre clave.


Ella también ha conocido mi torpeza profesional, le traje una talla equivocada, aunque estaba tan nerviosa que ni reparé en cuál era. Mañana, quizá, venga a buscar el vestido que todavía no había, que me encargué de dejarle apartado. Pensé en anotarle en la hoja de reserva el título que la conviertiera en protagonista, ese nombre clave que no me atrevo a pronunciar, porque me duele, porque él me defraudó, porque si fuera tan majo como lo es esta chica, aún seguiríamos siendo extraños amigos, suavizaría también mis errores. Sin embargo hay una parte que no comprendo, que estoy interpretando a mi manera, por eso mejor que adopte la rutina y lo pase. Ella saldrá con su bolsa pensando que soy una chica más, una más que la confundió con su conocida hermana, que sólo atiende a errores de talla, de falta de género en su no cualificada jornada completa, que nada en el mundo puede relacionarnos, ninguna melodía, ninguna película, menos aquel tipo que le escribió su texto, que abortó el mío, si acaso un gusto común en elegir vestidos, y ese bonito bolso verde con cristales.



martes, 1 de mayo de 2007

Ausencia de vos (a la manera del film)


La ausencia, la tormenta.

El mar, la desposesión,
la lejanía.

Insaciablemente maravillosa.



Oliveira (Darío Grandinetti) recitando Poco se sabe de Juan Gelman en El lado oscuro del corazón, de Eusebio Subiela.