(A.)
me pareció haber visto pasar
de espaldas
a esa gran mole de amor
que fue mentira.
En aquel preciso momento
compartía la paz
y las patatas de un Mcmenú
sobre un banco improvisado.
Tantos elementos alienados
para impedirme detenerte,
levantarme y arrojar todo
al suelo,
la paz y mi parte del menú,
y comprobar
si aquella mole de amor
alguna vez fue verdad,
cuándo dejaste de ser verdad.
Pero sigo dispuesta
a desmerecer estos temblores
que me deshonran si pienso
en ti.
Dispuesta sin embargo
a mecer el movimiento inerte
de seguirte a lo lejos,
hasta la ciudad que engulló
todos los días de nuestra existencia,
a la gran mole de amor
enflaqueciéndose con tu renuncia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario