Recién llegado de Bruselas y entregado en la Sierra de Madrid, mientras caían débiles copos de nieve sobre los ojos expectantes. Encargué a mi hermana, en sus viajes francófonos, la búsqueda del amor requerido ("Cecilia, escudriñé cada rostro de cada hombre que encontraba a mi paso por las calles de Paris, pero ninguno era él. Así que fui a buscarte el libro"). Ahora tengo entre mis manos a dos personas maravillosas, creadores de obras maravillosas, libros e hijos maravillosos. Porque me bastan las palabras como símbolos reveladores de mundos y sentimientos, sé que amo tanto a la familia Delerm. El minimalismo de la felicidad, las letras pequeñitas y desnudas que me hacen temblar.
1 comentario:
Estoy totalmente contigo...esa familia es grande grande!
beso
Publicar un comentario