domingo, 22 de marzo de 2009

Tres días de fiebre


Escupo sangre ennegrecida
y mi pecho tiembla como el derrumbamiento
de una casa de dolor.

No aceptan ingresarme,
no puede colapsarse la sanidad
por estas tosecillas de colorines.
(Pero, oiga, ya he muerto muchas veces
dentro de mi cama,
el olor pútrido espantará a los muchachos,
ya ninguno querrá dormir conmigo).

Y yo qué les importo, como a todos,
obviamente nada.
No me queda más que una cuartilla de papel
para llorar el odio que mi voz no articula.
Diagnóstico: necrosis de garganta.


2 comentarios:

Carz dijo...

Segunda opinión diagnóstica:
Exceso de amor que no se llena en los bares (Dr. Leechees).

PD.-Yo aprendí a morirme de memoria y de memoria memoría.

Un beso sin mascarilla.

Cecilia Sainte-Naïve dijo...

Ay, sabio doctor, es como si usted leyera la suerte en los ojos.
Un beso imprudente.