¡Pero si está ahí al lado! -le respondió al dedito que marcaba el lugar exacto sobre el mapa trazado a mano-, no hace falta que cojas ningún tranvía. Afuera llovía un atardecer sin paraguas, dentro de mí ardían la gotas de ese agua vivificadora. Cerca, relativamente cerca de la casa de mi hermana en Bruselas, marcando la linde entre la ciudad y la comuna de Ixelles, en una manzana pulquérrima y elegante, de edificios distinguidos con pequeños jardines delicados, nació en 1914 Julio Cortázar. Ya sin planos ni brújulas, me dejé guiar por la intuición y tomando la avenida Molière, por fin llegué hasta la avenida Louis Lepoutre. No había sentido palpitaciones parecidas desde aquellos encuentros de estaciones. Sólo cuando reparé en el número 120 me di cuenta de que lo había pasado de largo. Vuelta atrás, cerca muy cerca. En un pedestal su busto enternecido, a la derecha el edificio con la placa de su cuna. Pero no me atreví a llamar.
(Escrito el día 14 de abril y publicado a día de hoy especialmente para David).
2 comentarios:
Chére Cecilia...
Je suis près tu au mot, aux oublis, en ces bonnes rencontres, aux empreintes, à une autre réalité.
Qué gusto saber de este tu encuentro, me ha hecho feliz.
Un beso desde Mx.
Je te remercie. Aunque ningún encuentro comparable al que tuvo lugar en Paris.
Un beso peninsular.
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