En foto sepia
estabas vos y el tiempo
se fue contigo.
(De Haikus)
* * *
No reservo mi cerezo para obituarios, no lloro más muertes que las ficticias. Quizás, si acaso, recordar la mejilla humedecida, aquellos versos de primera juventud, su voz enternecedora enunciando aquel amor como un niño muerto que sólo de a ratos parecía que iba a sobrevivir. (Y de repente, no sé cómo y sí por qué, el recuerdo de una noche lejanísima, El amor, las mujeres y la vida. Y el libro que volvió unos años después para apaciguar el dolor).
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