El nido vacío |
(Después del sueño)
Pequeño y cándido, mi suspiro de leche,
tu minúscula lengua de anfibio en las aguas inciertas
tanteándome, haciéndome, siéndome,
nombrándome
en la necesidad y el amor.
Pequeño y limpio, mi suspiro de leche,
con los ojos cerrados en el arrullo,
delicada fragilidad de una flor de luz
a punto de la eclosión.
Pero detente aquí, en el regazo del sueño
resguardado en mi pecho cálido y abundante,
cosquilleándome con tu vuelo imposible,
hermoso pájaro azulado que nunca nacerá.
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