(23/10/09)
La lechucita vuelve sola
al amanecer.
Pero ahora sabe
que existe un árbol
donde la esperan.
(Canturreaba y escribía aquella fatídica noche, mientras caminaba de vuelta a casa, minutos antes de ser asaltada por el terror. Recuerdo que me detuve para anotarlo y que me sentía tan protegida por la buenaventura, que no corrí cuando presentí aquellos pasos...)
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