martes, 30 de enero de 2007
MARÍA-MERCÈ MARÇAL
Vençudes, no: ferides
a l´arrel i a l´escorça,
marcades per l´empremta
roent, sense remença
del silenci. Del glaç.
NO vencidas: heridas
en raíz y en corteza,
marcadas por la huella
candente, sin desquite
del silencio. Deshielo.
(De Deshielo)
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A la sombra de otra voz
miércoles, 24 de enero de 2007
Todavía
Me pregunto tanto todavía.
Dar vueltas en la cama a altas horas de la noche es arriesgarme a recibir sobre mi insomnio aquellas dos ediciones de un mismo libro de Cortázar.
He dejado mi ingenuidad y estúpido romanticismo juvenil esparcido por la biblioteca de medio mundo: Madrid, México D.F y Barcelona.
¿Me seguirán recordando cada noche por eso? No, pequeña equilibrista, creo que el polvo nos devoró a todos. A ellos les carcome bajo las motas de gris olvido.
Y sin embargo, en este colchón de mi ciudad dormitorio, con un paciente marido durmiendo al lado ignorando lo que sucede, los recuerdos me incendian las raices, la indignación urde fantasiosos planes para reconquistar aquellas pérdidas.
Me pregunto tanto todavía.
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La sombra vibra-la vida vibra
martes, 23 de enero de 2007
BLANCA VARELA
DESTIEMPO
III
A César Moro
El rayo ha perfumado ferozmente nuestra casa.
Tenemos sed, tenemos prisa por golpear
con el hueso de una flor en la tiniebla.
Hay un árbol talado en esta historia.
Contemplamos el cielo. No hay señales.
¿Es de día? ¿Es de noche?
Murió la araña que medía el tiempo,
sólo hay un viejo muro y una nueva familia de sombras.
(De Ese puerto existe, 1949-1959)
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A la sombra de otra voz
lunes, 22 de enero de 2007
Otros vuelos (desde este avión)
Y luego él, el nuevo él (aquél que aún no sé si quiere beber en mi fuente
del sur o quizá lo que ama es trepar hasta algún faro del norte) me ha escrito desde los cielos de París para ruborizarme los latidos y dejarme música de acordeón (edith, canta envuelta con ese aura de viejo glamour) en el corazón, porque, oh, dios, tengo corazón, un elitista corazón
vestido de gasas, boina parisina y zapatitos de ballet.
Desde este lado del cielo aterriza un mensaje cifrado. Suena el teléfono. Llévate mis letras y tómalas de tu mano, pasead abrazados y vivid juntos esta imposible historia de amor (oh, dios, he dicho de amor) sous le ciel de Paris.
RONIS, Les amoureux de la Bastille, 1957
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La sombra vibra-la vida vibra,
veo-imagino
Medio aniversario
Medio año hoy cumplido y lo celebro fregando a fondo un váter, arañando restos de cal
a los que le calculo un tiempo similar.
En honor a nuestro amor, tengo que decir que hasta que no me he sentado frente a esta pantalla del diablo no me han sobrevolado estas metáforas pueriles.
Pero ahora qué, de qué forma vamos a salvar el día si mi maquinaria ya está en funcionamiento, arrastrándome hasta el pozo sin deseos. Qué voy a hacer si intento dulcificarte entre maravillosos versos (aquellos que te mereces, vida mía) y sin embargo la hoja se queda con su intacta y blanca pulcritud.
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La sombra vibra-la vida vibra
Pequeña de verso ardiente
Un mechero apartado en una mano y con la otra sujetando* la observación inocente, pero curiosa, meticulosa, de un lapicero sin punta, romo a fuerza de golpes contra el papel de quien empieza a tener tanto que decir, pero a quien sus garabatos no le permiten hacerlo.
Quisiera abrazarla, rescatarla solamente un minuto de la foto y cambiarle ese lápiz negro y despuntado por una caja de ceras de colores. Quisiera enseñarle que el fuego es un juego malo, que no sirve ni para niños ni mayores, que no quema un segundo, que marca de por vida.
Quisiera besarla en la frente (confieso que lloraría por sentir una caricia llegada del pasado, ahora tardía) y arrancarla de cada pose solitaria y pedirle que no se callara nunca, que nunca me callara.
* Mi dulce esposo, enternecido por la imagen y mis palabras, me recomienda un cambio de verbo: Sostener. Pero a esa edad no se sostiene, se sujeta, con inquietud y decisión, con pasión primera y primitiva, se agarra más bien uno a su objeto, prolongación más directa de su deseo.
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La sombra vibra-la vida vibra,
veo-imagino
Cambio la sombra de un cerezo por el calor de una nueva estufa
Hace tanto frío ahí fuera, que hoy no me apetece ejercer de vagabunda.
En cambio reclamo mi derecho a un hogar impregnado de todo lo que me conforma, una estructura de mí misma que resguarde mis pequeños tesoros. Pero como ningún emplazamiento cumple mis expectativas, como no se atienden mis reclamos, sigo construyendo con varitas virtuales cuevas del caos y el abandono más inofensivo. Vuelvo a labrar con mi rastrillo de nena que descrece, un plantío donde se hielen los cerezos, donde se congele la belleza a mi atmosférico antojo.
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La sombra vibra-la vida vibra
lunes, 1 de enero de 2007
Deseados propósitos de año nuevo
No invocarte.
No volver a llamarte en donde ya no existes.
Consumir mi deseo junto al recuerdo de tus trazos.
Desdibujarte hasta ver cómo te desvaneces
para siempre.
Y revivir así con tu inexistencia.
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