miércoles, 24 de enero de 2007

Todavía


Me pregunto tanto todavía.

Dar vueltas en la cama a altas horas de la noche es arriesgarme a recibir sobre mi insomnio aquellas dos ediciones de un mismo libro de Cortázar.






He dejado mi ingenuidad y estúpido romanticismo juvenil esparcido por la biblioteca de medio mundo: Madrid, México D.F y Barcelona.

¿Me seguirán recordando cada noche por eso? No, pequeña equilibrista, creo que el polvo nos devoró a todos. A ellos les carcome bajo las motas de gris olvido.

Y sin embargo, en este colchón de mi ciudad dormitorio, con un paciente marido durmiendo al lado ignorando lo que sucede, los recuerdos me incendian las raices, la indignación urde fantasiosos planes para reconquistar aquellas pérdidas.


Me pregunto tanto todavía.


1 comentario:

El detective amaestrado dijo...

La única manera para mantenernos a salvo es embarcarnos urgentemente en los botes salvavidas que tenemos en nuestra cabeza. Esto se hunde.
En los libros suele haber buenos remos