Y luego él, el nuevo él (aquél que aún no sé si quiere beber en mi fuente
del sur o quizá lo que ama es trepar hasta algún faro del norte) me ha escrito desde los cielos de París para ruborizarme los latidos y dejarme música de acordeón (edith, canta envuelta con ese aura de viejo glamour) en el corazón, porque, oh, dios, tengo corazón, un elitista corazón
vestido de gasas, boina parisina y zapatitos de ballet.
Desde este lado del cielo aterriza un mensaje cifrado. Suena el teléfono. Llévate mis letras y tómalas de tu mano, pasead abrazados y vivid juntos esta imposible historia de amor (oh, dios, he dicho de amor) sous le ciel de Paris.
RONIS, Les amoureux de la Bastille, 1957
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