martes, 13 de febrero de 2007

Agua de febrero



 



Y al fin, ya de noche, los dos amantes disfrutan en su hogar de una reconfortante ducha (de agua caliente, eso sí) después de una dura e intensa jornada de trabajo.
Cuando ya no son vistos, entrelazan sus varillas con pasión para secarse uno al otro, cuerpo a cuerpo, tela a tela y adormecerse replegados en su sueño de humedades oscuras
hasta que los despertemos para trabajar, el próximo día de lluvia.



1 comentario:

Anónimo dijo...

La poetisa -Euridice- se ha despertado contenta.
trabaja, utiliza paraguas, viaja,
tiene un hogar, está enamorada
y es feliz.
No hace mucho se reencontró con su Orfeo,
cerca de “los Campos Elíseos”
Allí su amado la abrazó con gran ternura
La poetisa trabaja, acepta la lluvia…
y la rutina diaria. Tiene a su Orfeo.
Su “barca del amor” jamás se estrellará
contra la vida cotidiana.

***

Me alegro por la poetisa
Saludos.
En este vetusto rincón también sigue lloviendo