lunes, 19 de noviembre de 2007

Azul


Nunca llegó a bajarse del vagón 1,
asiento 63, ventanilla.
Las vías que la alejan del norte,
península atravesada en traqueteos
como una flecha en camino
certera y estalla entonces el corazón.
Las venas que crecen y crecen
buscando enroscarse en su garganta.

Han pasado ya demasiados años,
por qué entristecerse, todo está bien.
Todo está bien, pero azul ceniciento,
pinceladas metálicas para tapar nubes
en las que reconoce su cara esponjosa
de niña llorosa que no supo perder,
que nunca quiso bajarse del tren
que la trajo irremediablemente de vuelta.




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