martes, 6 de noviembre de 2007

"Palpo el botón de dicha..."


pero amor mío, no me erizo, no lloro, no siento nada,
es culpa de unas partículas, de unas sustancias, yo no entiendo, que no me funcionan, que se me han perdido en algún lugar del cuerpo y no las encuentro, y no se me recomponen, no las veo formando fila en uno de esos hexágonos de signos que siempre me parecieron indescifrables. Se perdieron y si me palpas no me dejan quererte, así de inerte, hierática como una momia de corazón vivo, con la sonrisa fingida, con la oquedad deshabitada, con un cementerio marino de peces que fueron muriendo al paso de mi tristeza. No ha vuelto ningún temblor con el que horadarte, pero déjame a tu lado, yo dormiré mientras que tú lo intentas todo.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sobre la amplia superficie gris del cielo se deslizaba un patinador, cabeza abajo, con la bufanda de lana al viento. Podía hacerlo, pues el cielo estaba helado.

Con narices goteantes y bocas abiertas, la
multitud contemplaba el espectáculo desde la tierra, señalaba hacia arriba y aplaudía a veces cuando el patinador realizaba un salto (naturalmente, al revés) especialmente difícil.

Patinaba describiendo arcos y lazadas, trazando una y otra vez las mismas figuras hasta que la huella de su carrera quedó grabada en el cielo. Entonces se vio que eran letras, un mensaje urgente quizás. Luego se alejó y desapareció a lo lejos detrás del horizonte.

La multitud miraba fijamente el cielo, pero nadie conocía el alfabeto, nadie podía descifrar lo escrito. Despacio desapareció la huella y el cielo volvió a ser una amplia superficie gris solamente.

La gente se fue a casa y olvidó pronto el
incidente. Cada cual tiene, después de todo, sus propias preocupaciones y, además, quién sabe si el mensaje era realmente tan importante.

michael ende, el espejo en el espejo

Anónimo dijo...

"Y mirá que apenas nos conocíamos y ya la vida urdía lo necesario para desencontrarnos minuciosamente. Como no sabías disimular me di cuenta en seguida de que para verte como yo quería era necesario empezar por cerrar los ojos, y entonces primero cosas como estrellas amarillas (moviéndose en una jalea de terciopelo), luego saltos rojos del humor y de las horas, ingreso paulatino en el mundo-Maga que era la torpeza y la confusión, pero también helechos con la firma de la araña Klee..."

Fernando dijo...

C'est fini la mer, c'est fini