martes, 7 de octubre de 2008

Ojos verdes, pelo negro



"Da, te perdono mi verso"


Su cuerpo desnudo enraizado en las sábanas
como un árbol del deseo.
Su voz de alambre susurrándole en el precipicio
"salta conmigo".
Maduraron los frutos en sus manos
y fue una caída tan dulce.

(Gotitas de lluvia sobre los cristales de Copenhague,
un aire de Satïe, "cántame un verso en francés".)

Poco importaba que la luz que se alejaba
por el túnel de estrellas
no fuera azul.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

"salta conmigo"

Las letras de sus versos son muy bonitas. De verdad.

Un saludo de su más cobarde admirador.

Cecilia Sainte-Naïve dijo...

Gracias señor, es usted muy amable (y demasiado modesto).

Un abrazo