domingo, 16 de noviembre de 2008



Es mentira la tragedia, mi sollozo,
esta canción de la inercia.
Sucede solamente que he sacrificado
el placer ancestral
por la firmeza de una negación.

* * *

Y qué más dará que mi juventud se consuma en la sequía
si siempre me negué a procrear.
Quiero que me entierres junto a la acequia con mi vientre intacto, pero hinchado de orgullo,
algo que rellene el socavón de mi penitencia y mi tripa
para que no moleste a las lombrices con el rugido de un hambre póstuma.


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