A Pablo Guerrero
El animal que siente
la cercanía del agua
atraviesa la noche
y la aridez
y el frío
como una tierra pródiga y serena.
Lo guía la frescura de lo hondo.
Y ese claro verdor de su deseo.
(Un animal rozado por el tiempo)
Late, late, late, pequeñísimo corazón de un pájaro al borde de su rama precipicio.
3 comentarios:
Ahora estoy que no doy pie, eres demasiadas Cecilias, sabes algo del animal y su culpa... estamos llenos de heridas, son heridas de orgullo... no somos enfermos, sólo culpables de enfermedad...
Me gusta la esperanza de tu verdor...
Estoy perdido. Tus palabras son mi puñal...
Pero aquí sólo soy Cecilia lectora que quisiera ese verdor y ahuyentar al animal que viene a lamerle la herida.
Y sin embargo, le dejo,como a ti, que venga a absorberme desde lo más profundo.
No me dejas, si no hubieras roto ya las ataduras... estoy esperándote para morir de amor.
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